Coincidí con José Antonio Castilla en varias legislaturas, ambos como portavoces de nuestros respectivos partidos. En los plenos discutíamos acaloradamente pero una vez en el pasillo, la armonía, a veces la ironía y siempre el respeto, imperaba en nuestra relación.
Siempre he admirado su actitud de corredor de fondo, de sobreponerse a las adversidades políticas, de la lucha casi en solitario en defensa de sus ideales. José Antonio fue un tío honesto, consecuente y con un talento que, de haber formado parte de los equipos de gobierno municipal, hubiésemos aprovechado todos.
Estimado José Antonio: Gracias y que todo vaya bien.
Manolo Mata