El PSOE comarcal revienta el pleno de Mancomunidad a base de bronca


El PSOE revienta el pleno de la Mancomunidad a base de bronca
Ruiz Boix ejerce de portavoz de la oposición al PP con constantes aspavientos hacia las decisiones adoptadas

La actitud de no entrar en el pleno impide que se alcance el quórum

Pasaban unos minutos de las 14:00 horas y en la entrada de Villa Smith resonaron unos aplausos. Eran los representantes del PSOE, Algeciras Sí Se Puede e IU que habían conseguido lo que se proponían desde el primer minuto en la celebración del Pleno de Constitución de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, boicotear la sesión, suspenderla y aplazarla hasta mañana. 
La sesión prometía momentos de tensión, aunque pocos podían aventurar que serían tantos y tan continuados. 


Aún no se había procedido a la formación de la mesa de edad presidida por la concejala popular de Algeciras Juana Cid y el representante de Algeciras Se Puede, Alejandro Gallardo, cuando Juan Carlos Ruiz Boix comenzó con su protagonismo. Expuso que el pleno estaba "mal convocado, porque no se habían aprobados las actas de la sesión anterior". Lo peor vino después cuando aseguró que "siete compañeros no habían sido citados convenientemente". Cuando el secretario estaba ofreciendo las explicaciones oportunas entraron en la sala los aludidos, encabezados por el edil algecireño socialista, Fernando Silva. 

El pleno se iba a celebrar y la jura y promesa del cargo de cada uno de los 32 representantes, fue el otro momento de respiro, con aplausos que no hacían presagiar la tormenta que vino después. La presidenta, Juana Cid, procedió a la votación de las reglas de procedimiento, aquella que, después de un informe del secretario general de la institución, se iba a sustentar en el partido que mayor cantidad de votos tuviera, en este caso el PP. De nuevo Ruiz Boix intervino, esta vez a voz en grito para hacerse oír entre las insistentes peticiones de la presidenta para que "respetara las formas y hablara cuando le correspondía". Fue un diálogo de sordos que no presagiaba su final. 

La votación arrojó un previsible empate a 16, al contabilizarse los votos de PP, PA y La Línea 100x100, a los del PSOE, IU y Sí Se Puede. Dos votaciones clavaron el resultado. Juana Cid intervino para manifestar que hacía valer su voto de calidad y fue la gota que colmó el vaso. La bronca fue constante hasta el precipitado final del pleno. 

Los representantes socialistas abandonaron la estancia entre gritos e incluso amenazas al secretario general. A ellos se sumaron los de IU y el de Sí Se Puede. Un minuto después el alcalde de San Roque volvió a entrar para intentar suspender el intento de votación a la presidencia de la institución, clamando que "no hay mesa de edad" ya que el representante de Sí Se Puede la había abandonado. 

El ir y venir de representantes socialistas, de IU y de la formación auspiciada por Podemos, era constante. Los movimientos por su parte para intentar que el pleno no siguiera adelante se hicieron más patentes. 

Se suspendió la sesión durante cinco minutos en un intento por salvar la situación, herida de necesidad, y para calmar los ánimos se convocó una improvisada junta de portavoces que tuvo lugar a los pies de la escalera que asciende al piso superior. La decisión de Ruiz Boix, respaldada sin chistar por los otros dos partidos fue la de no entrar en el pleno. Al haber hecho efectiva esa suspensión de la sesión y dado que era en primera convocatoria, era necesario volver a contar con el quórum establecido en una mayoría absoluta que no llegaban a alcanzar los 16 representantes de PP, PA, y LA Línea 100x100 que permanecieron en la sala. Las reuniones en los exteriores de Villa Smith se sucedían en busca, unos de continuar y otros de buscar la manera de suspender la sesión. 

Todo ello jaleado por representantes de Podemos, mayoritarios en una sala inusualmente llena, que respondían con "¡Pucherazo!" o "¡Tongo!" a cada una de las decisiones que emanaban de quien debía intentar poner un orden en la sesión que se había perdido hacía tiempo. 

La presidenta, ante la imposibilidad de continuar decretó la convocatoria de un nuevo pleno para mañana a mediodía con una particularidad que puede ser clave a la hora de aventurar lo que podría dar se sí: en esta ocasión no será necesario recurrir al quórum para que sea válida. 

Llegó el momento de las valoraciones, poco sorprendentes. Ruiz Boix insistió en calificar la actitud del PP como "un golpe de Estado, un golpe militar" ya que, a su juicio suponía el "romper las normas que se han aplicado durante 30 años". Por el otro bando, Luis Ángel Fernández, no quiso hacer demasiada sangre y pidió "que durante estos dos días seamos capaces de tender la mano y pedir a los representantes de la izquierda que rectifiquen su actitud". En boca de todos, las palabras "bochornoso espectáculo" y "vergüenza" se utilizaban para defender sus respectivas posiciones. 

Queda por ver lo que ocurrirá mañana, pero a tenor de lo visto ayer y con la baza del quórum ya desactivada, la postura del PSOE que se erigió en portavoz de los otros dos grupos en quienes se apoya y cuya presencia quedó reducida a meros comparsas, será clave para la elección de un presidente que no puede ser otro que el popular Luis Ángel Fernández.

EL CIRCO DEL REBAÑO

El alcalde de San Roque reúne a sus partidarios entre los árboles de Villa Smith para boicotear el pleno

El acuerdo con Podemos e IU les deja como meras comparsas de las pretensiones socialistas

Óscar Lezameta

REUNIÓN de pastores, oveja muerta". Pongan al alcalde de San Roque, Juan Carlos Ruiz Boix como jefe del rebaño, a unos representantes de IU y Podemos reducidos a meras comparsas que obedecen a una señal de un dedo del jefe de la manada y a la propia Mancomunidad como el objeto fallecido y ya tienen una aproximación bastante real a lo ocurrido ayer en los poco cuidados jardines de Villa Smith, donde el bochorno no sólo lo puso el calor que caía a plomo, sino un espectáculo que causa asombro ante quienes no se explican porqué falta apego a la clase política.

La actitud de un Ruiz Boix desatado ante el día en el que tenía elegido para pasar a la triste historia de esta comarca, asombró incluso a quienes le conocen. Y eso que no empezó con buen pie; fue quejarse de que siete de sus compañeros no habían sido convocados al pleno y aparecer la triste figura de un Fernando Silva que ayer quedó en un palmero de poco lujo para algo que se decidía una fila más abajo de donde se sentaba y eso que su caso es uno de los que estaba en juego. 

Porque de eso se trata el afán sin duda desmedido, por controlar una institución sin demasiado poder real, pero que vale para asegurar puestos, sueldos y prebendas a quienes, curiosamente, fueron defenestrados en las urnas; además del propio Silva, una Gemma Araujo que es la bandera esgrimida por Ruiz Boix para dejar de comportarse como un hooligan, o Francisco Vaca entre otros. De las facultades que sí tiene la Mancomunidad en materia de agua o del arreglo de unos colectores cuya falta espera agazapada a que se produzcan las próximas lluvias torrenciales, tengan la absoluta certeza de que no se habló ni una sola palabra en las más de dos horas que duró el penoso espectáculo de ayer. 

Cuando alguien quiere romper algo, normalmente lo consigue. Arreglarlo es más complejo y requiere una inteligencia y sentido común que brillaron por su ausencia. A bronca viva. Es el método del que desde ayer, el alcalde sanroqueño es su máximo representante en la comarca, título que se ha ganado a pulso. Que no funcionó la convocatoria, pues se echa mano de que la sesión anterior concluyó sin las actas aprobadas; que tampoco eso, pues en cuanto se hace valer un voto de calidad, que no olvidemos que es perfectamente válido ante cuestiones de procedimiento (hay varias sentencias judiciales que así lo avalan), pues me marcho. 

Y se marchó. No sin antes faltar a su deber de mayoral y convocar a sus reses. Le faltó el obligatorio silbido y el manido chasquido de dedos. No fueron necesarios, pero las huestes de IU y de Podemos se movieron al ritmo de una de sus falanges. No fue ni tan siquiera necesario recurrir a alguna de las salas que tiene el edificio, perfectas para una reunión discreta. Se decidió que fuera la forma más bajunaposible, entre los árboles, donde los rumiantes evitan el rigor del sol (y ayer era necesario) cuando aprieta el mediodía. Entre coches y a la vista de quien se asomara, el jefe de la manada decidió que el receso era el mejor momento para una tormenta de ideas de cómo parar algo que se le escapaba de las manos. Ninguna de sus maniobras dio el resultado que esperaba así que arengó a los suyos (y a los que no son suyos, pero ayer sí lo eran) y decidió que con no entrar, ganaba 48 horas en su desafío. Lo logró, aunque la victoria fue tan pírrica como incomprensibles los aplausos que se dieron a sí mismos, conocidos los frutos de su travesura, porque eso es exactamente lo que parecían, un corro de adolescentes preparando una broma subida de tono. ¿Porqué aplaudían? y sobre todo ¿a qué aplaudían? ¿Porqué esas muestras de afecto con un Podemos que no les traga? ¿Porqué IU se pliega a ser una comparsa en la comarca cuando tiene un enfrentamiento larvado en todos los demás sitios con las dos fuerzas a las que ayer se plegó? ¿A cambio de qué lo hicieron? ¿A qué venían las risas de Gemma Araujo? ¿Estaba realmente satisfecha de lo que estaban haciendo? 

Un destacado miembro del PP, comentaba en plena tormenta que con esas actitudes "ha quedado meridianamente claro que PSOE, Podemos e IU, son la misma cosa". Van a tener que hacerlo muy bien para demostrar que se equivoca. "Los que denuncian a la casta, pactan con ella", decía otro y los abrazos de ayer, quedan en las hemerotecas y, lo que es más importante, en las conciencias. 

Pascual Collado, alcalde de Jimena, ejercía de correveidile

Entre la reunión del parque y lo que sucedía dentro, Pascual Collado, alcalde de Jimena, ejercía de correveidile. Fue él quien trajo la buena nueva de la reunión de la Junta de Portavoces que sirvió para bien poco. Cualquier atisbo de sensatez sucumbió ante la bronca más chabacana y ayer hubo de la mayor calidad. El echar al PP de las instituciones, pasando por alto la legalidad en los procedimientos, parece que basta y sobra; con eso se arreglan unos problemas que ayer no les importaban lo más mínimo. 

Tanto como amenazar a un funcionario público, cuya actitud se puede discutir, pero como una persona civilizada, cuyas decisiones pueden terminar en los tribunales de justicia si se creen injustas, pero que no merece (ni él ni nadie) el desprecio que ayer les demostraron. Ante la afrenta, alguien protestó: "están amenazando a un funcionario". La respuesta heladora: "pues vayan a los tribunales" con una chulería que sí merecería terminar ante ellos. Allí deberían haber dirimido sus diferencias; comportarse como representantes de unos ciudadanos que, salvo algunos exaltados que ayer también se dejaron oír y que deben ser expertos en la ley de Bases de Régimen Local por lo que les jaleaban, aún no salen de su asombro por lo ocurrido.

Leído en Europa Sur

28 de julio de 2015
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