Hace mil años a la esposa de un señor feudal se le ocurrió visitar el “fin del mundo”. En poco tiempo aquel paseo turístico se llenó de gente anhelante por asomarse al precipicio. Más allá nada.
Hoy son miles los peregrinos, que por una u otra razón, recorren los 749,4 kms entre Roncesvalles y Santiago en una marcha, en la que a veces estás solo y a veces acompañado, pero siempre inolvidable.
¿Te apuntas?