La Mancomunidad del Campo de Gibraltar se constituyó a principios de los 80. El autor intelectual, y primer presidente, fue Rafael Palomino, pero fue Pepe Carracao quien le dio contenido y finalidad con dos líneas de trabajo muy bien definidas: relaciones con Gibraltar y servicios al ciudadano.
Su “autoridad política” era respetada por los siete ayuntamientos, hacía las veces de interlocutor ante instancias superiores y los ciudadanos la veían como algo útil.
Hoy se ha convertido en un organismo desapercibido para la mayoría, refugio de políticos que no encuentran algo mejor, y nido de una burocracia endémica, e inútil la mayoría de las veces, que no debemos soportar.
Hoy se ha convertido en un organismo desapercibido para la mayoría, refugio de políticos que no encuentran algo mejor, y nido de una burocracia endémica, e inútil la mayoría de las veces, que no debemos soportar.