Maneras de Entenderse ... por Manuel Alcantara

Se pueden perder las ilusiones, pero no la esperanza de encontrarlas. En algún sitio tienen que estar. Quizá en el mismo donde el dulce y fragante Gustavo Adolfo Bécquer, que sigue siendo un contemporáneo, dijo que se va el amor, cuando el amor se olvida. Lo que no se olvidan son las promesas de los políticos, ya que haría falta tener mucha memoria. El presidente Rajoy acaba la legislatura con los impuestos más altos que Zapatero. Y eso no deja de ser un dato, incluso en un país como el nuestro donde la mayoría desdeña los datos y cree a ciegas en las opiniones. Los sucesivos impuestos, algunos disfrazados de gravámenes complementarios, que pretendía que nos tragáramos el camelo de que los más ricos iban a pagar más, no cuajó nunca, pero el tocomocho sigue dando derechos de autor, aunque no los cobre nadie. Unas veces sube el IRPF y otras baja, lo que es el mejor método para que todo siga igual a pesar de las variaciones, que siempre pesan sobre los mismos.


Ahora, en vísperas electorales, no podemos tener la fiesta en paz porque siguen apareciendo golfos nuevos que se unen impetuosamente a los antiguos. El ya exembajador de España en la India, señor Arístegui, que se llama Gustavo, como Bécquer, ha renunciado a su cargo «para no perjudicar ni al Gobierno ni a su presidente». Lástima que lo haya hecho después de hacerles un gran perjuicio a los dos. Sus negocios con el diputado del PP Pedro Gómez de la Serna no eran ilegales según él, pero estaban fuera de la ley, según Anticorrupción. Teniendo a esos amigos dentro de su partido hay que reconocer que a Rajoy no le hace falta tener más enemigos fuera, ni más debates en televisión. Los números cantan y siguen desafinando, pero crecen las encuestas y unos partidos crecen, otros se mantienen y alguno se estanca. La solución, que no va a aclarar nada, está al caer. Sólo falta que los indecisos se decidan para que todo continúe y el año que viene sigamos buscando la manera de entendernos. En algun lugar tiene que haberse escondido.



Manuel Alcantara.