Los Molina serenan una noche tensaLa chirigota de Chiclana vuelve a conquistar al Falla con su compás y su gracia y da un paso de gigante hacia las semifinales. La comparsa de los Carapapa y el coro de Guimerá también destacan.
Menos mal que llegaron ellos para hacernos ver que esto sólo es Carnaval. Con su ánge y su compás, con sus coloretes pintados, Los Molina cambiaron el gesto de una noche tensa, en la que hubo grupos que dieron la talla y otros que no tanto. Una función en la que también lucieron, además de ‘Los serenissimos’, el coro de Manolo Guimerá y la comparsa de los hermanos Carapapa, las tres claras aspirantes a estar en la siguiente ronda del Concurso. Y una jornada en la que se desató la guerra al contestar con dureza Antonio Procopio una letra de 'Los cobardes' de Martínez Ares hacia el Patronato. Las tiranteces entre los miembros de las asociaciones que forman parte de este colectivo y los autores que apuestan por el cambio son cada vez mayores.
Inauguró la sesión el coro de Guimerá, candidato al pase por su estilo desenfadado y su apuesta por el humor. También por sus letras, la primera para los “superhéroes” del Carnaval y la segunda para su suegra, una figura que habitualmente suele ser un recurso para los cuplés y a la que en esta ocasión quisieron homenajear con un sentido tango. Cuplés simpáticos, en la línea de un repertorio de muchas sonrisas y alguna carcajada.
Nada claro parece el pase de ‘Los arqueros’ de Nene Cheza, aunque de su carcaj salieron buenas flechas en forma de pasodoble. Uno para la comunicación cara a cara frente a la cada vez más habitual comunicación virtual, otro muy duro contra la clase política, sea del partido que sea. Buenas letras y buena comparsa, aunque este año pueden pagar la durísima competencia en la modalidad. No termina de convencer.
También se despidió del Concurso este año, salvo sorpresa mayúscula, la chirigota del Cascana, que destiló poca vergüenza en su segundo paso por las tablas. Su espíritu crítico siempre es de agradecer, como demostraron en sus pasodobles, a la ostentación del Rey en su discurso de Navidad y a la pasividad de los andaluces cuando llegan las elecciones. Cuplés efectistas pero que funcionaron en el teatro, el primero para la comparsa de Martínez Ares, que viene sin forillo, y el segundo para las entradas para familiares en el Concurso.
El cuarteto de Alcalá de Guadaíra, en su segundo año consecutivo en cuartos, demostró que no tenía repertorio para competir en esta fase (como ya ocurrió en 2015) y apenas si arrancó alguna sonrisa del público. Contaron al menos con el apoyo del teatro, que al menos aguantó estoicamente y sin chistar un repertorio muy pobre. Se valora el esfuerzo y la dificultad de una modalidad tan complicada, pero esta fase exige unos mínimos. Y tampoco hay que olvidar que, al final, la responsabilidad de tenerles de vuelta no es suya…
Cerró la primera parte la agrupación con mayor cartel de la función, la comparsa de los hermanos Carapapa, que no tuvo problemas para convencer a un teatro entregado desde el minuto uno. Una de cal y una de arena en los pasodobles, el primero en defensa de los niños probeta frente a la postura de la Iglesia, una letra que mezcló con acierto crítica y sentimiento. A menos con el segundo, que fue para los tuiteros anónimos que se meten con las agrupaciones sin dar la cara, según ellos por envidia. No son los primeros que emprenden una cruzada contra lo que al fin y al cabo son sólo opiniones. “Tenemos una libertad muy pobrecita, si criticamos al que nos critica”, que cantó alguien una vez. El grupo se mostró más comedido que en su primer pase y se notó para bien.
Tras el descanso, el coro de Procopio confirmó lo que ya quedó bastante claro en preliminares, y es que no tenía nivel para superar el corte. El autor aprovechó la oportunidad que le brindó el jurado para ajustar cuentas en un segundo pasodoble muy duro contra Martínez Ares, al que respondió por su letra en clasificatorias -le llamó "Capitán Procopio"- y acusó de volver sólo “cuando el fracaso llama a tu puerta”. Antes, se brindó un homenaje a sí mismo por sus 30 años de Carnaval, recordando a los autores que le han acompañado durante su trayectoria y con ellos junto a él en las tablas. Añadió un cuplé en tono irónico para el Patronato del que forma parte. Una vez más, repertorio discreto y muchos fallos en la ejecución, desafinado y poco vocalizado.
Estaba la noche tensa, menos mal que la chirigota ‘Dando la talla’ hizo lo propio y agradó con su entretenido repertorio. Pasodobles en defensa del Carnaval como Patrimonio de la Humanidad y para las mal llamadas meonas, aficionadas como cualquiera. Simpáticos cuplés para los brackets de su novia y para el niño de Carolina Bescansa. Con todo, el popurrí sigue siendo su pieza más brillante.
Otra agrupación de la provincia de Sevilla, en este caso la comparsa ‘Los traidores’ de Alcalá de Guadaíra, disfrutó de su segunda oportunidad en el Concurso luciendo voces, aunque el repertorio no les dé demasiadas opciones de pelear por el pase. Dedicaron sus letras a la defensa del periodismo de verdad frente a los que “manipulan y engañan” para favorecer a determinados intereses y al maltrato, ambos pasodobles bien desarrollados.
Para cerrar la noche, qué mejor el compás chirigotero de Los Molina, que no sólo confirmaron las buenas sensaciones del primer día, sino que dieron un paso más en busca de unas semifinales que parecen totalmente a su alcance. Mantuvieron el nivel en pasodobles, con un 3x4 que enamora y que venden como pocos. El primero para Carmen, una mujer que ha pasado por mucho en la vida y ahora, a sus 73 años, sufre un desahucio. En el segundo para sus aficionados, los que les hacen sentir que tienen un nombre en esta fiesta. Despuntaron además en cuplés: en el primero recuerdan que ya van dos veces que cierran sesión (y no les importaría cerrar una tercera) y el segundo fue para las bandas de tráfico que han puesto en el Campo del Sur, bien desarrollado y rematado. Han sabido conectar con el público y definitivamente este parece su año.