El muy partido socialista... Por Iñaki Gabilondo


Los socialistas están repitiendo el catastrófico espectáculo que les llevó a la ruina en Madrid en aquella primavera-verano del 2003 en la que, después de sufrir la traición de Tamayo y Sáez, se hicieron el harakiri.Hablemos del muy partido socialista. Es un momento clave. El PSOE tiene la llave y está desunido. Los socialistas están repitiendo el catastrófico espectáculo que les llevó a la ruina en Madrid en aquella primavera-verano del 2003 en la que, después de sufrir la traición deTamayo y Sáez, se hicieron el harakiri en la ceremonia de desunión más brutal y ridícula que yo recuerdo, y regalaron la mayoría absoluta aEsperanza Aguirre en la repetición electoral de octubre.


Hoy, como entonces, el PSOE libra una lucha de miserias, aunque se ondeen banderas muy trascendentales. Si el frente de rechazo de los barones a Pedro Sánchez se hubiera abierto solo ahora, ante el temor de un frente de izquierdas que les parece temerario, tendría sentido, porque es un asunto relevante digno de reflexión seria y colegiada. Pero el argumento pierde credibilidad porque la hostilidad comenzó mucho antes, antes del minuto uno del acceso de Sánchez a la Secretaría General. Se diría que los viejos engranajes del aparato buscan recuperar el mando perdido en las primarias.

Es una guerra por el poder, pero una guerra sin sustancia, un buñuelo de viento porque no hay propuestas enfrentadas ni recetas diferentes para frenar la decadencia galopante que empezó mucho antes de que Sánchez llegara a la Secretaría General. Por cierto, ni Sánchez, ni Susana Díaz, ni ninguno de los barones ha demostrado nada en la lucha contra los dos dramas que padece el PSOE y que le alejan de los motores de futuro: la desafección de los jóvenes y la pérdida de peso en las grandes ciudades.

Si la batalla de verdad es Sánchez o no Sánchez, o más precisamente Sánchez o Susana Díaz, hablemos de ellos sinceramente. Yo he expresado a menudo mis reservas sobre Pedro Sánchez. Recientemente lo he definido como un pez inaprensible y frío. En las primarias, si yo hubiera podido votar, lo hubiera hecho por Eduardo Madina, al que valoraba más seguramente que él a sí mismo. Pero Sánchez fue el ganador, y ha peleado sus bazas con mucho mérito y se ha hecho respetar por la clientela socialista, aunque muchos consideran que le falta peso. Por tanto, si el PSOE tiene algo mejor, adelante, ¿pero lo tiene?

Yo lamento no compartir la confianza que muchos parecen tener en la capacidad de Susana Díaz para las más altas empresas. Es una mujer que aprecio de verdad. Tiene cualidades políticas sobresalientes, en especial para responsabilidades orgánicas en el aparato de su partido. Pero son tan sobresalientes como sus limitaciones para optar al gobierno de España, al que sin decirlo apunta. Señalar que le falta bagaje no es una falta de consideración, es una opinión sincera. Los que le están faltando al respeto, a mi juicio, son los que se lo ocultan. Sánchez o Díaz. El mal ya está hecho porque parece estar planteada casi oficial una disyuntiva en la que no pueden ganar los dos ni ir juntos. Uno va a perder, y ese desgarrón ya no hay quien lo zurza y se va a pagar caro.

Como haya repetición electoral, el reciente resultado que pareció malo, va a parecer bueno. Recuerden Madrid 2003

6 de enero de 2016
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