El excelente jugador del Real Madrid James, que se llama igual que se pronuncia, fue detenido por la Policía tras huir a 200 kilómetros por hora. Es la primera vez que un futbolista supera la velocidad legendaria de Gento, pero cuando se bajó del coche dijo que corría porque creyó que se trataba de un secuestro. Es la mejor disculpa de los últimos tiempos, incluida la de los señores Arístegui y De la Serna, que cobraban por vender cemento en el Congo, pero ni el exembajador ni el diputado por Segovia se atrevieron a decir que procedía de los yacimientos de sus propios rostros.
La innovación de la excusa debiera considerarse como una de las bellas artes, ya que los políticos y otras gentes de escasa solvencia moral siempre repiten sus coartadas, salvo en el caso del ex secretario general del PP de Madrid Francisco Granados, al que el juez acaba de denegar la libertad. Su suegro atribuyó a un ladrón el hallazgo de 900.000 euros en un altillo de su dormitorio en su vivienda de Valdemoro. Como los jueces suelen ser incrédulos arguyeron que los ladrones lo que hacen tradicionalmente es llevarse las cosas, no dejarlas. Por eso el prometedor político Granados y su amigo, el constructor Marjaliza, siguen en el trullo desde octubre del año pasado. Una injusticia, porque hay otros políticos y otros constructores que, imputados por los mismos hechos, están en la calle.
Desde que el inolvidable semanario ‘La Codorniz’ publicó un artículo llamado ‘Renovemos la excusa’, no había iniciativas semejantes. Su anónimo autor explicaba que si un pelmazo llama a su casa y no desea ponerse al teléfono, lo que tiene que decir la persona que lo ha cogido es que a usted se le ha roto un jarrón, acaba de pegarlo y lo está apretando con las dos manos. El consejo debe ser adoptado por muchos líderes del PSOE. Los barones creen que no hay condiciones para un Gobierno estable, pero hay personas que siguen llamando. Quieren saber por qué.
Manuel alcantara