No hay manera de dar un paso en la jungla de los acontecimientos sin caer en alguna de las propias trampas que hemos urdido. ¡Sálvese el que pueda y el que pueda más que salve a la infanta Cristina! El Estado, o lo que sigue funcionando de él, que está en funciones, está haciendo lo que puede y el fiscal Horrach ha presentado por sorpresa un nuevo informe que no va a sorprender a nadie. Hacienda no somos todos, sino los que no pueden eludir los pagos a Hacienda y la doctrina Botín sólo pueden profesarla algunos. Nos queda limpia la figura de Felipe VI, traicionada de arriba abajo. Sus mayores en saber y en desgobierno debieran cuidarla, pero ya no se llevan las hornacinas. El único español que está contento en España es Messi, que es argentino y ha ganado el quinto Balón de Oro. La votación estuvo clara, ya que a los genios no los discuten ni siquiera las personas geniales.
¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Cómo nos vamos a arreglar si la Agencia Tributaria se las agencia para exculpar a doña Cristina? La casta de los intocables se ha extinguido en la India y en España estamos hartos de hacer el indio. El Gobierno dice que está convencido de que el caso tendrá «una sentencia justa». Ya era hora de que eso pasara alguna vez, pero hasta los teólogos dicen que la fe consiste en no descartar la posibilidad. Si se declara a Urdangarín el único culpable habría que hacerle un homenaje, no porque no tenga la culpa sino por ser único. Es la hora de los abogados y de los cómplices. Ambos linajes conviven en la nebulosa selva y conviven como hermanos, creyendo que todos los demás somos unos primos y que Darwin era un extraterrestre que se andaba por las ramas. Nunca hemos vivido un momento tan confuso como este, ni tan difícil de aclarar. Cataluña, no todos los catalanes, desea aprovecharlo. El nuevo ‘molt honorable’ Carles Puigdemont quiere aprovecharlo y hacer de nuestra capa un sayo que les tape a ellos.
Niebla en la Selva ... por Manuel Alcantara
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