Le está ocurriendo a Florentino Pérez, presidente del único club del mundo que si no es campeón de Liga es una birria de equipo, indigno incluso de haberlo sido anteriormente. No le arriendo las ganancias, que por cierto son bastante cuantiosas, al gran Zidane, que ya ha demostrado que es un mediocre entrenador. –El vestuario. El vestuario. Respondía siempre Di Stéfano cuando Garci y yo le preguntábamos que es lo más importante de un equipo, en aquellas sobremesas sobradamente alcohólicas, después de ‘Estudio Estadio’. El que fuera portentoso jugador, una especie de Shakespeare del fútbol, creía mucho más en los porteros que pararan todo lo parable, ya que tranquilizan al conjunto, también en los repartidores de juego y en los rematadores, que él era de las dos cosas, pero sobre todo creía en los conciliábulos de los futbolistas cuando se reúnen.
Quizá Rajoy siga su consejo, pero don Mariano no tiene con quién reunirse. Está tan solo que ha tenido que llamar al maltrecho Sánchez para retomar su ronda de contactos, una vez terminada su ronda de insultos televisivos. Desea volver a presentarse como candidato a otras elecciones, pero hay contactos que dan calambre. Los españoles seguimos esperando, sentados cada uno en nuestra silla. Ojalá que no sea eléctrica.
Manuel alcantara
