Andalucía por sí ... por José Carracao


Sin duda alguna, el 28 de febrero de 1981 fue una de las fechas más decisivas de la Historia moderna de Andalucía.
Ese día supuso un importante triunfo del pueblo andaluz.
De lo que ocurrió en la campaña de aquel referéndum se podría escribir más de un libro. Vuelta la normalidad democrática a nuestro país y con la aprobación en Referéndum de la Constitución de 1978, se reconocieron a Galicia, País Vasco y Cataluña, los derechos históricos que habían ostentado como Comunidades Autónomas durante el último período democrático que se vivió en España, durante la II República. Andalucía quedó inexplicablemente al margen de esta propuesta, pero la reacción de los andaluces no se hizo esperar. En todos los pueblos y ciudades de nuestra tierra se alzaron las voces de nuestros ciudadanos reclamando los mismos derechos históricos que se les reconocían a otras regiones españolas.

 La respuesta del Gobierno de España, presionado por la demanda popular, abanderada por el PSOE-A, fue la convocatoria de un Referéndum ¿Da Vd. su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo 151 de la Constitución a efectos de su tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo? Al pueblo más rápido de España se le abordó con esta pregunta esotérica, se le abordó con sinuosidades. Al pueblo más vivaz se le abordó con ininteligibles circunloquios. Hasta las listas de los censos nos la enrevesaron y dilataron para que no supiésemos ni quiénes éramos, ni cuantos éramos, ni donde estábamos. Pero se enteraron con quien se estaban jugando los cuartos, porque la respuesta fue rotunda, sí. ¡Dios mío!, ¿es que no estaba bien claro? ¿No fue en la resignada Andalucía donde se promulgó la Constitución del 12, que representa el símbolo de los anhelos liberales contra la monarquía absoluta? ¿No fue en ella donde se dio garrote vil a Mariana Pineda, y se fusiló a Torrijos y a sus compañeros? ¿No fue aquí en Andalucía donde surgió la 1ª Internacional Socialista de Málaga en 1870; donde, en el 74, exasperada la desigualdad de clases apareció la Mano Negra; donde los mineros de Río Tinto trazaron con el rojo de un río y de su sangre, una página inmensa? ¿No fue Cádiz “la patria solariega de la libertad”, la que albergó el inicial grupo socialista de España? ¿Quién ha olvidado los nombres promotores del ideal de justicia y libertad y autonomía, entre los que sobrevuela el de Blas Infante?

José Carracao.

29 de febrero de 2016
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