Malikian en el Cervantes , Regreso al Futuro.


Foto: Paco Lobato
¿Habéis visto Regreso al futuro? Sí, ya sabéis una película de viajes en el tiempo, pues el viernes 04 de marzo, en el Teatro Cervantes,Ara Malikian consiguió hacernos viajar estelarmente sin el famoso DeLorean.
El espectáculo, maravilloso por naturaleza, fue de mayor calibre gracias a los músicos que acompañaron al violinista, pertenecientes, aunque no en su totalidad, a la conocida Orquesta en el Tejado. Como II violín Jorge Guillén, a la viola Humberto Armas, la percusión por Héctor “El Turco” al contrabajo Tania Bernáez, al violonchelo Cristina Garrido y las particulares tablas indias por Antha Kuma.


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El violinista libanés, de origen armenio, nos deleitó con el repertorio de su álbum 15, gira con la que celebra los quince años que lleva en España, una gira que nos ofrece lo mejor de su producción. Como es de costumbre en sus conciertos, Malikian no solo crea arte a través de su violín, sino que además interacciona con el público narrando, como si de un cuento se tratase, la historia de su vida concibiendo un verdadero viaje por sus etapas.


Tras la presentación en la que recordó las dificultades por las que pasó a lo largo de su infancia en su país de origen, Malikian dio un salto del Líbano a Alemania donde un simple `Ja´ (sí) lo llevó a integrarse en lo que él denominó música judía, así comenzó el maravilloso tema `Pisando Flores´. Con este colorido paseo el violinista comenzó su aventura en Londres, un desatinado error que resultó ser un acierto, lo llevó a conocer en un festival al por entonces desconocido grupo Radiohead, gracias a ello nos deleitó con una versión del tema `Paranoid Android´.


El concierto iba en crescendo, el rostro de Malikian transmitía pasión por las notas que nacían del instrumento, conseguía contagiar a los espectadores de esa lujuriosa hermosura. En el siguiente capítulo, ya instalado en España, el violinista nos situó en la década de los 90, año decisivo pues halló la felicidad en el jamón serrano. Con mucho humor comparó las versiones de prestigiosos músicos, con las que nos iba a deleitar posteriormente, al jamón serrano y sus composiciones a picos, así fue como nos regaló el primer pico que carecía de nombre, en la improvisación lo llamó `Rapsodia malagueña nº3´.


Para introducir el fragmento de la famosa ópera La vida breve de Manuel de Falla, Ara rememoró su época en la Orquesta Sinfónica de Madrid y sus casi ocho años en el foso, “Algunos salen del armario, yo salí del foso” bromeó el músico. El espectáculo era realmente deslumbrante, además la fusión de la música y los efectos luminosos crearon un ambiente hechizado.


`El vals de Kairo´ dejó al público anonadado, un vals que se coló en nuestros corazones simulando los movimientos de su hijo en el vientre de su madre. Malikian supo jugar a la perfección, bailando con su violín entre el humo blanquecino del escenario, con los silencios y la expectación. Y de estar en un simulado útero se hizo el sol y el verano dentro del Teatro Cervantes con la versión “tuneada” de Las cuatro estaciones de Vivaldi. Tras la versión de `Agua y vino´ del compositor brasileño Egberto Gismonti, pudimos disfrutar de una imponente versión del tema `Kashmir´ del famoso grupo de rock Led Zeppelin, los movimientos histriónicos del músico crearon la ilusión de convertir su violín en una guitarra eléctrica.


“En la historia del violín hay dos grandes Niccòlo Paganini y Pablo Sarasate” comenzó diciendo Malikian para ofrecernos la versión `Zapateado´. El recorrido estaba muy centrado en los grandes artistas españoles y por ello no iba a ser menos la presencia de `Zyriab´ del gran Paco de Lucía durante la cual Malikian y Guillén se retaron a un particular duelo de violines.


Entre bromas el violinista anunciaba su último tema, “este será el último tema de mentira, voy a hacer trampa”, a pesar del humor con el que el músico siempre se dirigía al público este tema merecía una seriedad mayor pues se trataba de una composición en homenaje a las víctimas del genocidio armenio de 1915 denominada `1915´, el escenario se tiñó de luces azules y negras y el cuerpo del violinista de movimientos lentos y espaciales creando un bello juego de sombras en contraste con el fondo blanco.


“Después de este último tema de mentira tocaremos temas propina”, desveló la trampa y llegó `Aria de Bach´ con el que Malikian bajó del escenario y recorrió el patio de butacas dejando hechizados a todos, incluso a los pequeños que lo miraban embelesados, como si del flautista de Hamelin se tratara.


Sin duda las palabras no son suficientes y nunca lo serán para definir lo que Ara Malikian consigue crear con su violín, la energía que expulsa y el arte que nace de sus manos es sin duda un don de los dioses.
Este texto lo heos tomado de un blog pero 

7 de marzo de 2016
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