En momentos debe el respetable estar más que harto de tanta ¡política! Inflación de análisis políticos, de tertulias, foros, declaraciones, noticias relacionadas con los políticos o los partidos políticos o los escándalos políticos, no obstante estaría bien pararse siquiera un momento para dejando a un lado el mundanal ruido prestar atención al fondo del asunto.
Que no es otro que el desencanto notorio de la población con quienes a esto de la política se dedican. No hace mucho el barómetro del CIS, reflejaba que este era el 4º asunto que preocupa a la ciudadanía.
Y la cuestión esencial no es si gobernará este o aquél, o si en junio habrá o no elecciones, sean o no un signo de fracaso. Estamos asistiendo por primera vez en esta larga transición a la evidencia de que el sistema de partidos políticos y la estructura del estado,generadas por ellos, han tocado fondo. Se impone un profundo cambio, más bien una REGENERACION, que no es la que ventean PSOE y Ciutadans. Evidentemente el PP no quiere ni oír la palabra, ya que, como este partido dice, pretende mantener el sistema que a sus dirigentes tan bien les ha venido. La palabra cambio es ya antigua pues la utilizó Felipe González en 1982.
Importa y mucho hablar de CONTROL. ¡SI! De control, no sólo de instituciones o partidos políticos, sino de personas. Que permita exigirles responsabilidades en caso de mala gestión o peor aún fraude. Es curioso que casi nadie sepa con certeza cuántos políticos se alimentan de las instituciones públicas, incluidas las empresas públicas creadas precisamente para hacer más difícil el control. El Gobierno no puede dar una cifra exacta, porque es un gobierno que no controla casi nada. Tampoco se conoce cuantos altos cargos o medianos son designados a dedo por intereses políticos, ni siquiera cuantos cargos llamados de “confianza”, existen. La pregunta ¿Cuántos políticos tiene este país?, requiere previamente de una respuesta a esta otra ¿Qué se entiende por “político”?
Una cifra que circula por las Redes sociales, arroja una cifra de 450.000 políticos. Según Andrés Ortega, autor del libro “Recomponer la Democracia”, el número de cargos que cobran en España es de 125.000, mientras que en Reino Unido no llegan a los 30000. Es director del observatorio de las Ideas, licenciado en Ciencias Políticas por la Complutense de Madrid y ha sido, en dos ocasiones, director del Departamento de Estudios del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Por su parte, José Real Dato, profesor ciencia política y de la administración Universidad de Almería, afirma que el número de cargos electos es de 71000, a los que hay que sumarle los miembros de los gobiernos, tanto central como autonómicos, y además no menos de 20000 asesores que, ellos solos, suponen anualmente un gasto de 800 millones de euros. Este profesor concreta que la primera dificultad, para que los Partidos políticos se pongan de acuerdo en una profunda reforma del sistema político, reside en que son estos los que utilizan a las instituciones para repartir cargos entre militantes, convirtiéndose, según sus palabras, en autenticas “agencias de colocación”. Cualquier reducción de cargos afecta directamente a los intereses de los partidos políticos.
Entre reflexiones, cifras elocuentes y la propia experiencia directa del lector, parece suficientemente justificada la urgente necesidad, no de un cambio, sino de una imprescindible regeneración política, que precisa de la voluntad (votos) necesaria para realizarla. Si la ciudadanía así lo considera surge la pregunta ¿Pueden los partidos políticos “tradicionales” realizar la transformación precisa?
Fdo. Rafael Fenoy Rico