Desafíos Universitarios/13 "Didactismo"...por José Antonio Hernández Guerrero


En este análisis parto del supuesto elemental de que la Universidad, por ser una institución docente, ha de cumplir la tarea de proporcionar conocimientos y de desarrollar destrezas que sirvan a los alumnos para que aprendan y para que sigan aprendiendo. Esta función fundamental exige que los profesores conozcamos, actualicemos y apliquemos las técnicas y los instrumentos metodológicos de la Ciencia Pedagógica. Tengo en cuenta, por lo tanto, el principio tan repetido según el cual un buen profesor es el que no sólo sabe mucho de su asignatura sino el que "sabe enseñarla", el que posee la habilidad de explicar con claridad, el que estimula la curiosidad, despierta el interés y mantiene la atención de los alumnos, y el que, como consecuencia, genera vocaciones docentes. 


Pero hemos de tener claro que aprender no consiste sólo en atiborrarse pasivamente con informaciones para, después, regurgitarla en un examen sino también en desarrollar las facultades intelectuales para investigar, analizar críticamente y para actuar en un mundo complejo y en una sociedad cambiante. Por eso los profesores universitarios hemos de desarrollar en los alumnos la capacidad para que, curiosos, se pregunten, cuestionen la realidad, indaguen, reflexionen, argumenten, emitan juicios críticos; para que vean el mundo desde unas nuevas perspectivas y con independencia de criterio, para que descubran los derechos y los valores humanos de todos los hombres y mujeres cuyo fundamento estriba en el reconocimiento explícito de la dignidad de la que todos estamos investidos. Este objetivo exige que redescubramos e incorporemos a nuestras enseñanzas las verdades sobre la naturaleza humana superando los estereotipos y respetando a los diversos grupos etnológicos, religiosos y sexuales. Esta concepción de la docencia requiere, además, que ayudemos a los alumnos para que desarrollen a las capacidades necesarias para llevar a cabo tareas diferentes que propicien el bienestar de sus conciudadanos.

De aquí se deduce la necesidad no sólo de que se estudien las ciencias humanas sino, sobre todo, de que descubran las dimensiones humanísticas de las diferentes ciencias y de que apliquen métodos para cultivar la riqueza de la imaginación, para ampliar la capacidad de un pensamiento crítico serio y, en especial, de que se formen una conciencia autocrítica rigurosa orientada a la construcción de una vida plena de significación. Se trata, por lo tanto, de crear en los alumnos el deseo -el ansia permanente- de seguir aprendiendo y, sobre todo, de seguir creciendo, de mirar el horizonte futuro como una oportunidad, como una autoexigencia continua que parta del conocimiento de los problemas sociales y de los recursos de cada lugar.

Artículo extraído de diariodecadiz.es

23 de mayo de 2016
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