Muestra
rompedora por el continente (una casona de Tarifa del siglo XIX) y por el
contenido (la obra que se expone en ella).
Decía
Adorno que “gracias a una consecuencia sin compromiso llegaron a hacerse
legibles como ideas de la cosa misma los impulsos inherentes a las obras”.
Quizá no se le pueda pedir más a un artista que lo que hace es pelear la lógica
de la cosa, su naturaleza, porque para Adorno el papel del arte es el de
alborear mundos en un ejercicio de resistencia.
Y
la muestra de la que a continuación trataré está impregnada de ese halo de las
ideas de Theodor Adorno aquí expuestas.
En
la exposición que hasta el 31 de mayo se puede visitar en el Riad Lolita de la
calle Jerez 18 de Tarifa el galerista Nando Argüelles nos presenta la obra de
ocho artistas en la que predomina, a mi juicio, ese rasgo “rompedor” al que
hice alusión al inicio de este artículo.
El
francés Julien Cassignol utiliza grafito, spray y otros medios para una obra
muy conceptual en la predomina el dibujo.
El
valenciano Miguel Castillo Oñate usa el óleo sobre tela en su obra que va de la
figuración a la abstracción.
El
neoyorquino Dove Drury Hombuckle combina el trabajo de ceramista con materiales
contemporáneos. Con algunas de sus obras ha realizado el galerista un
inteligente montaje ciertamente distinto a lo común.
Sylvain
Fraysse utilizando carboncillo y spray sobre tela logra un ambiente sobrecogedor
con sus figuras en blancos sobre negros.
La
artista armenia, con residencia en Milán, Liana Ghuk Asyan presenta una obra en
la que, a mi parecer, están presentes los tintes de Bacon. Obra aterradora y
expresionista al mismo tiempo, como un clave pálido que manara hilos de sangre
por el temblor de cada cuerda.
El
fotógrafo afincado en Tarifa Yuri Quílez expone dos fotografías de color a gran
formato de sutil belleza y en las que se respira y siente el aire de su ciudad de adopción.
La
madrileña Susana Ragel Nieto con una obra figurativa no al uso, impregnada de
bellos colores, denuncia los actuales problemas de contaminación y climáticos.
El
ceutí Robres presenta en sus cuadros, la mayoría de gran formato, unas texturas
abstractas de color rojo tierra consecuencia de los pigmentos y materiales que
él mismo crea, lo que da a su obra una impactante dimensión cósmica.
Mientras
caminaba hacia la Puerta de Jerez meditando sobre la pintura incorpórea y
hermética se agolpó en mi pensar el cante de Jesús de la Rosa “yo quise subir
al cielo para ver y bajar al infierno para comprender”.
Tal
vez una reflexión sobre esta magnífica exposición.
Artículo de Eduardo Sáenz de Varona
Miembro del Instituto de Estudios
Campogibraltareños y Doctor en Derecho