Una exposición rompedora...por Eduardo Sáenz de Varona


Muestra rompedora por el continente (una casona de Tarifa del siglo XIX) y por el contenido (la obra que se expone en ella).

Decía Adorno que “gracias a una consecuencia sin compromiso llegaron a hacerse legibles como ideas de la cosa misma los impulsos inherentes a las obras”. Quizá no se le pueda pedir más a un artista que lo que hace es pelear la lógica de la cosa, su naturaleza, porque para Adorno el papel del arte es el de alborear mundos en un ejercicio de resistencia.

Y la muestra de la que a continuación trataré está impregnada de ese halo de las ideas de Theodor Adorno aquí expuestas.

En la exposición que hasta el 31 de mayo se puede visitar en el Riad Lolita de la calle Jerez 18 de Tarifa el galerista Nando Argüelles nos presenta la obra de ocho artistas en la que predomina, a mi juicio, ese rasgo “rompedor” al que hice alusión al inicio de este artículo.

El francés Julien Cassignol utiliza grafito, spray y otros medios para una obra muy conceptual en la predomina el dibujo.
El valenciano Miguel Castillo Oñate usa el óleo sobre tela en su obra que va de la figuración a la abstracción.

El neoyorquino Dove Drury Hombuckle combina el trabajo de ceramista con materiales contemporáneos. Con algunas de sus obras ha realizado el galerista un inteligente montaje ciertamente distinto a lo común.

Sylvain Fraysse utilizando carboncillo y spray sobre tela logra un ambiente sobrecogedor con sus figuras en blancos  sobre negros.

La artista armenia, con residencia en Milán, Liana Ghuk Asyan presenta una obra en la que, a mi parecer, están presentes los tintes de Bacon. Obra aterradora y expresionista al mismo tiempo, como un clave pálido que manara hilos de sangre por el temblor de cada cuerda.

El fotógrafo afincado en Tarifa Yuri Quílez expone dos fotografías de color a gran formato de sutil belleza y en las que se respira  y siente el aire de su ciudad de adopción.

La madrileña Susana Ragel Nieto con una obra figurativa no al uso, impregnada de bellos colores, denuncia los actuales problemas de contaminación y climáticos.

El ceutí Robres presenta en sus cuadros, la mayoría de gran formato, unas texturas abstractas de color rojo tierra consecuencia de los pigmentos y materiales que él mismo crea, lo que da a su obra una impactante dimensión cósmica.

Mientras caminaba hacia la Puerta de Jerez meditando sobre la pintura incorpórea y hermética se agolpó en mi pensar el cante de Jesús de la Rosa “yo quise subir al cielo para ver y bajar al infierno para comprender”.

Tal vez una reflexión sobre esta magnífica exposición.


Artículo de Eduardo Sáenz de Varona
Miembro del Instituto de Estudios Campogibraltareños y Doctor en Derecho

11 de mayo de 2016
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