Uno de los descubrimientos más importantes que he realizado en mis más de veinte años dedicados al estudio y compilación de fuentes primarias escritas, cartográficas y arqueológicas acerca de una tradición, leyenda o parahistoria occidental atlanto-mediterránea, similar a la de la Atlántida, ha sido hallar una representación esquemática de una divinidad que por los símbolos asociados y el nombre escrito en caracteres lineales pre-tartésicos se correspondería con la versión indígena del “Dios de las Aguas”, el “Dios que da de beber”, que es la misma traducción etimológica del nombre de Poseidón en griego.
El hallazgo lo realicé en la aún poco conocida Cueva de la Laja Alta, situada en el hermoso parque de los Alcornocales de Jimena de la Frontera, Cádiz. El mismo abrigo donde existe la única escena portuaria de toda la prehistoria con siete barcos diferentes propulsados por remo o velas, o mixtos, que según las más recientes dataciones científicas por radiocarbono y termoluminiscencia obtenidas por un equipo de científicos dirigido por el Dr. Eduardo García Alfonso, en trazos negros asociados y cercanos a los barcos, ha permitido proponer -por extrapolación- una antigüedad de unos 6.000 años, aunque bien podrían ser algo más recientes.
En la escena portuaria pude reconocer -sin apenas dificultad- un pasaje del Critias donde se describe el importante puerto internacional de la isla Atlantis al que llegaban barcos de todas las regiones del antiguo mundo entonces conocido (de ahí que se hayan representados hasta siete barcos diferentes), mientras que encima de los barcos, en la zona superior derecha de los mismos, hallé una breve inscripción en caracteres lineales pre-tartésicos (pues se identifican todos con letras del signario tartésico o sublusitano) que en lenguas afrasiáticas (especialmente semíticas) se puede leer como ei be-tebi y traducirse como “el lugar donde se encuentra sumergida la isla”, o “el lugar donde se hundió la isla”.
Junto a dicha inscripción hay un ser antropomorfo que tiene un brazo extendido. Dicho brazo termina en lo que siempre se ha creído que sería una mano algo más grande de lo normal, con solo tres dedos grandes, pero a mi me recordaba un tridente. De modo que el “Ser” (humano o deidad) estaría extendiendo un tridente hacia delante. De ser cierta esta hipótesis, podría tratarse de una primigenia versión indígena, del Sur de Iberia, del dios que los micénicos denominaron tiempo después Potidao y los griegosPoseidôn (pronunciado Posidon), y el mayor apoyo para esta interpretación lo hallé en otro símbolo dibujado a pocos centímetros a la derecha de esta posible divinidad de las aguas, nada menos que un símbolo compuesto de un gran remo (¿remo-timón?) cruzado por un tridente con las puntas del mismo estilo y forma que la supuesta mano desproporcionada del “Ser” antropomorfo.
Pero este posible Ser Divino que tanto me recuerda a una representación (en estilo esquemático) del dios Poseidón con tridente y un gran remo-timón (símbolos que aún en tiempos de los griegos seguían usándose como emblemas del mismo dios de las aguas), aparece también acompañado de dos palabras escritas en el mismo sistema de escritura lineal pre-tartésico, y de nuevo en lenguas afrasiáticas (semíticas, bereberes, egipcias, etc.), dichas voces se traducen exactamente igual que el nombre griego de Poseidón, cuya etimología remite al “(Señor/Dios) que da de beber”, un primitivo dios de las aguas, “el que da de beber, el que sacia la sed”, “el que hace brotar y correr las aguas” (de manantiales, pozos, ríos, mares, etc.).
Resulta muy difícil asumir que todas estas coincidencias sean solo el producto de la mera casualidad. Recordemos como en el mismo Critias se aclara, al comienzo de la historia sobre Atllantis, que todos los nombres en griego (Poseidón es uno de ellos) de los personajes no son más que la traducción por significado y equivalencia que el mismo Solón hizo de los nombres en lengua indígena de la isla situada en el Atlántico, justo delante del estrecho, y cerca de Gadeira (Cádiz). Por consiguente, Solón utilizó el nombre griego de Poseidón porque este era la mejor manera de traducir el nombre del dios patrono del pueblo que vivía en dicha isla, por tanto, un “dios de las aguas”, cuyo nombre vendría a significar casi lo mismo (o muy parecido) que el nombre griego de Poseidôn (“el (Señor) que da de beber”), y justo delante del Ser antropomorfo de la cueva de Laja Alta, el cual se halla a pocos centímetros a la derecha de la inscripción donde se habla de una “isla sumergida”, frente a un símbolo compuesto por un remo-timón y un tridente -símbolos o emblemas del Poseidón griego- puede leerse (también en lenguas afrasiáticas) exactamente lo mismo: “el (Dios) Padre o Señor que da de beber”, “el (Dios) Padre o Señor que hace brotar las aguas”.
En el documental sobre la Atlántida que para National Geographic está produciendo James F. Cameron (asociado con otros productores importantes como Yaron Niski, Simcha Jacobovici y Felix Golubev), previsto para ser estrenado en estas Navidades de 2016, saldrán explicadas algunas de estas hipótesis. Espero que cuando editen el documental no corten demasiado de todo lo que se me ha filmado. En cualquier caso, todo lo que me ha filmado (que ha sido mucho) el equipo de National Geographic en lugares de Ciudad real, Andalucía y Extremadura, tanto en tierra como bajo el mar, será ampliamente explicado (sitio por sitio, evidencia por evidencia) en mi próximo libro, previsto igualmente para estas mismas Navidades, y un resumen del libro estará en mi sitio oficial:www.AtlantidaHistorica.com
Por Georgeos Díaz-Montexano, Historical-Scientific Atlantology Adviser for National Geographic, Emeritus President of Scientific Atlantology International Society (SAIS), Accepted Member of The Epigraphic Society.