Como ya nadie ignora, las elecciones generales y autonómicas se celebran el próximo 9 de marzo, aunque parecen estar disputándose con inusitada intensidad, y no pocas veces ferocidad, desde la misma noche del 14 de marzo de 2004.
Ahora sí. Ha llegado la hora de la verdad, que en democracia siempre es la hora de la voz y el voto de los ciudadanos.
Ha llegado el momento de fijar un horizonte a medio plazo para España, y de presentar y comparar los proyectos que pueden llevarnos a alcanzarlo.
Como siempre, estoy convencido que los ciudadanos podrán su anhelo en el porvenir, mirarán hacia delante, decidirán sobre expectativas, y lo harán respaldando a aquellos programas y candidatos que a su juicio representen futuro.
Valorarán también retrospectivamente la labor desarrollada por Gobierno y oposición, y tendrán muy en cuenta el juicio que les han merecido los dirigentes que compiten en las elecciones.
Y estoy todavía más persuadido de que, al contrastar los estilos políticos y el estado de ánimo con el que cada cuál afronta el proyecto de futuro, optarán claramente por los socialistas.
En ello va a influir de manera muy decisiva la credibilidad.
La calidad de la democracia reside en múltiples aspectos singulares, pero el más básico y fundamental de todos ellos es el de que los gobernantes cumplan con aquello para lo que solicitaron y obtuvieron el mandato de los ciudadanos.
Nada deslegitima tanto la política como el abandono de los compromisos asumidos, el desvío de la orientación política, o el desplazamiento hacia otros de las responsabilidades que a cada uno le competen.
Esta Legislatura se inició con el cumplimiento de un compromiso paradigmático, la retirada de nuestras tropas de Irak y ha concluido con el cumplimiento de una promesa de hondo calado social, la aprobación de la cuantía de 600 euros para el Salario Mínimo Interprofesional. Pero entre una y otra decisión, hemos cumplido fielmente con la inmensa mayoría de nuestros compromisos.
Cito a modo de ejemplo, el reconocimiento y desarrollo de los nuevos derechos de igualdad entre mujeres y hombres, la atención a la situación de dependencia, el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Asimismo, los importantes incrementos de las pensiones mínimas, el apoyo a la emancipación de los jóvenes, la equiparación de la protección de los trabajadores autónomos y homologación de prestaciones y derechos de los españoles en el exterior.
Igualmente, la multiplicación de la inversión en I+D+I, o la mejora de la distribución de la carga fiscal con un tratamiento más favorable a las rentas del trabajo.
Hemos abordado problemas antiguos, como la situación de los astilleros públicos, la revalorización de las pensiones de los ex trabajadores españoles en Gibraltar, el Acuerdo de Utilización Conjunta del Aeropuerto de Gibraltar; hemos reducido el impuesto de sociedades por primera vez, y reducido los impuestos personales a aquellos colectivos con menores ingresos.
También, la duplicación de la Ayuda Oficial al Desarrollo, el retorno al corazón de la política europea, la recuperación del diálogo institucional o la supresión de la televisión pública de partido.
Con estos y muchos más cumplimientos, los socialistas nos hemos hecho acreedores de un importante depósito de credibilidad. Los ciudadanos pueden estar seguros de que las promesas de nuestro próximo programa electoral estarán destinadas a convertirse en firmes realidades.
España sale mucho más fuerte de esta Legislatura, con una dimensión económica que nos convierte en la octava potencia industrial del mundo.
España ofrece hoy una mayor prosperidad personal y familiar que nos sitúa ya por encima de la renta media per cápita de la UE y proporciona hoy más oportunidades, con un record histórico de 20 millones de ocupados y con la menor tasa de paro de los últimos 30 años, protegiendo con mayor justicia a los colectivos sociales que más lo precisan y distribuyendo crecimiento y bienestar con un mayor equilibrio territorial.
En definitiva, hemos crecido, repartido y ahorrado y lo hemos hecho de la mano de empresarios y trabajadores con los que hemos alcanzado más de una veintena de acuerdos, en el marco de la Legislatura de menor conflicto y mayor paz social.
Ahora, llegar al pleno empleo real y que haya más empleo estable y de calidad, es nuestro firme compromiso. Porque ese ha de ser y será el motor de nuestro bienestar.
Se trata pues, de un momento singularmente significativo y estimulante para el debate. Deseo y aspiro a que los candidatos y candidatas de los distintos partidos políticos, lo hagamos con serenidad y sosiego, de forma que cuando menos, contribuyamos a elevar un poco a la tan devaluada y mal llamada clase política.
José Carracao, es candidato al Senado por Cádiz.
LLega la Hora de la Verdad por ...Carracao
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