El obispo de Cádiz eleva a santuario el templo del Cristo de la Almoraima


La parroquia Divino Salvador fue ayer escenario de su consagración. En una espléndida tarde primaveral Castellar se engalanó para recibir a monseñor Antonio Ceballos Atienza, que declaró santuario el templo del Santísimo Cristo de la Almoraima.
El octavo domingo de Pascua la devoción profesada al Cristo por numerosos fieles durante más de tres siglos tuvo su recompensa.


Un millar de personas se concentraron en la parroquia para estar presentes en un acto litúrgico que se desarrolló durante dos horas cargadas de simbolismo.

La iglesia se llenó a rebosar no sólo de castellarenses ya que muchos feligreses de municipios vecinos tampoco quisieron perderse la celebración.

Autoridades eclesiásticas, civiles y militares, la hermandad del Cristo de la Almoraima, así como hermandades de toda la provincia y los Hermanos Mercedarios Descalzos, que en 1603 trajeron el Cristo hasta la Almoraima, asistieron a la liturgia.

A la hora prevista, las seis de la tarde, el obispo de Cádiz se dirigió desde el cine municipal hasta la parroquia acompañado por José Carlos Mellado, párroco del templo; el padre Francisco, que trajo la imagen desde la Casa Convento hasta Pueblo Nuevo y el diácono Octavio Ostas, que portaba las reliquias -omóplato- de San Telesforo Mártir, octavo Papa de la Iglesia en el siglo III, como dedicación.

La Coral Polifónica Inmaculada Concepción de Campamento acompañó los cantos de la misa solemne. Monseñor Ceballos aseguró ante los fieles que estaba muy contento. "Algo grande ocurre hoy en Castellar. Agradezco a todos los que habéis hecho posible esta celebración que hayáis llegado hasta aquí. Este templo es un pequeño escenario donde recibimos el don y la gracia del Cristo de la Almoraima", aseveró.

El obispo destacó en su homilía las dificultades de la sociedad actual para creer en Jesús. "Pero no tengamos miedo. Vamos a consagrar este altar. No hay lugar más noble que este piedra angular que simboliza a Jesucristo", subrayó.

Asimismo, se hizo lectura del decreto de 8 de enero con el que Ceballos aprobó la declaración del ya santuario tras más de tres siglos de cultos al Cristo de la Sangre. Ante los estandartes y hermanos de las cofradías de Nuestra Señora de la Luz, Tarifa; Nuestra Señora de la Oliva, Vejer; Nuestra Señora Reina de los Ángeles, de Jimena; Nuestro Padre Jesús Nazareno, de San Roque; Nuestra Señora de la Inmaculada, de La Línea; Nuestra Señora de los Santos, de Alcalá y otras tantas más de Cádiz, una veintena de sacerdotes acompañaron al obispo en la ceremonia festiva. En el exterior numerosas colgaduras vistieron balcones y fachadas. El reverendo Mellado aseguró que fieles se las han llevado hasta Marbella.

31 de marzo de 2008
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