50 euros no son 5.000 pesetas


El piso vale 330.000 euros. ¿Pero eso en pesetas cuánto es? Es que si no, no me entero de si es caro o barato". Conversaciones como ésta se producen cientos de veces al día en España. Diez años han pasado desde que nació el euro (el 1 de enero de 1999 llegó a las transacciones electrónicas y tres años más tarde a los bolsillos) y los ciudadanos siguen sin olvidar a la peseta. La rubia da más confianza. Para la mayoría de la gente, todavía es más fácil comparar con ella las cuantías grandes, las que superan los 1.000 euros.

Cuando llegó la moneda única nos enseñaron la fórmula perfecta para no equivocarnos: 6 euros son 1.000 pesetas. Pero esa cuenta no sirve en la calle. Las matemáticas de a pie son muy diferentes. Para las cifras grandes, se reclama la traducción a pesetas, y para las pequeñas, se ha inventado otra cuenta: 10 euros son 1.000 pesetas y 50 euros son 5.000 pesetas. La fórmula es tan fácil como errónea y produce en los ciudadanos la sensación de que el euro no cunde, de que todo es mucho más caro ahora.l vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, reconoció esta realidad hace un año, cuando puso como ejemplo las elevadas propinas que se dejan a veces en los bares para demostrar que "no hemos interiorizado todavía lo que quiere decir un euro". Aunque esto sea cierto, también hay base cierta en la opinión generalizada de que el euro ha elevado los precios.

La mayoría de los artículos de elevado consumo, como el pan o la leche, han subido en estos diez años muy por encima de la inflación. Sin embargo, los salarios no han crecido en igual medida. En ese caso, han evolucionado en consonancia con la economía y con la inflación: han aumentado algo más del 32%.

A cambio de las subidas desorbitadas de precios de muchos artículos de primera necesidad (la vivienda se ha encarecido un 150%, entre otras cosas por utilizarse el ladrillo para lavar dinero negro), la economía española ha sacado muchos beneficios de la llegada de la moneda única.El grupo bancario BBV, luego transformado en BBVA, calculó entonces que los réditos de la moneda única superarían los 3,3 billones de pesetas (20.255 millones de euros). Ahora es prácticamente imposible calcularlo, pero los datos de Eurostat demuestran que España e Irlanda son los dos países que más se han beneficiado de su participación en el euro en estos diez años.

La renta per capita ha aumentado en ocho puntos respecto a la media europea y se ha situado más de tres puntos por encima de la media, mientras que los países de más peso, como Alemania, Francia o Italia, la han disminuido.

Además, la evolución de la economía española es ahora más estable, han crecido sustancialmente las exportaciones por la eliminación del riesgo de tipo de cambio en la zona del euro y la inflación está más controlada (aun así en torno a un punto anual por encima de la media europea). Los tipos de interés son también muy inferiores a los que tenían que hacer frente los ciudadanos antes del nacimiento del Banco Central Europeo.

En la crisis inmobiliaria de principios de los noventa, los españoles pagaban por sus hipotecas algo más del 10% y ahora, incluso con el Euribor en máximos, el precio apenas supera el 6%.

Frente a esas ventajas, España ha perdido su capacidad de realizar devaluaciones para intentar salir antes de la crisis y tampoco puede adecuar los movimientos de tipos a sus necesidades. Pero los beneficios compensan ampliamente a los inconvenientes. Eso piensan al menos los otros estados europeos que paulatinamente se van uniendo a la moneda única. Inicialmente, fueron 11 y desde ayer son 16, con la incorporación de Eslovaquia. Dentro de unos meses habrá uno más: la República Checa fijó ayer el 1 de noviembre como fecha de adopción de la moneda única.

Los que siguen siendo reacios y no terminan de aceptar las ventajas de la divisa europea son Reino Unido, Dinamarca y Suecia. Aunque la crisis financiera ha reabierto el debate en esos países de si con el euro trance hubiera sido más liviano.

Con todos sus pros y todos sus contras, el euro y la peseta siguen luchando por estar en el corazón de los españoles. Y también en el bolsillo, porque la rubia no ha desaparecido del todo. Aún quedan por retornar al Banco de España 294.337 millones de pesetas, el equivalente a 1.769 millones de euros.
Leído hoy en el Diario Público.

2 de enero de 2009
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