Han sido necesarios dos monstruos del cine (Steven Spielberg y Peter Jackson), dos estudios (Paramount y Sony), y casi tres décadas para que Las aventuras de Tintín lleguen al cine como se merece el héroe más popular del cómic europeo. Nacido de la mano de Hergé y capaz de vender más de 350 millones de álbumes en 80 idiomas, el joven reportero no contaba más que con una adaptación animada y dos en imagen real de una calidad muy por debajo de su fama.
El neozelandés conoció el cómic de niño, cuando se lo regaló su niñera. Spielberg un poco más tarde, en 1981, cuando las continuas comparaciones de su recién estrenado Indiana Jones con Tintín picaron su curiosidad. Solo faltaba la tecnología, y llegó con el estudio WETA de Wellington, donde se aplicaron las últimas técnicas de captura de movimiento a un filme animado en 3D.
ENTREVISTA CON SPIELBERG
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