Los Arapesh, los Mundugumor, los Tchambuli y el sexo, por Eduardo Navarro


Pensando, pensando, cómo podía felicitar a l@s jimenat@s, así en unas fiestas tan señaladas, con tanta crisis, con tanto recorte, después de un año tan apretado, además el nuevo año termina 13 y empieza un martes, da hasta “yuyu”, por eso me he dicho vamos a relajarnos y hablemos de sexo y de género, de violencia y de sensibilidad.




En la década de los 30 del siglo pasado, la antropóloga americana Margaret Mead, realiza una serie de investigaciones sobre sexo y temperamento, estaba interesada en las diferencias entre hombres y mujeres en sociedades que fueran muy distintas culturamente. La cuestión es si esas diferencias de masculinidad o femenidad, ¿en realidad es un producto cultura o biológico?




Así que Mead se trasladó a Nueva Guinea, allí estudia a tres tribus, que a pesar de vivir cerca, relativamente, la distancia desde aquí a Cádiz como ejemplo, sus diferencias eran sorprendentes; presentemos a cada uno de ellos:


Por un lado los Araspesh, un pequeño pueblo del interior, los papeles que ejercían los hombres y mujeres eran iguales, según los estereotipos occidentales, sobretodo en aquella época, muy femeninos. Pacíficos, cariñosos con los niños, poco agresivos, además los Arapesh desconocen cualquier tipo de diferencia comportamental en las relaciones sexuales entre hombres y mujeres, ambos sensibles e interesados por lo erótico.


El siguiente pueblo, los Mundugumor, los niños se educan de forma muy dura, son muy violentos, según Mead, desde el mismo nacimiento estaban predispuestos a la hostilidad y los conflictos. La sexualidad en ambos sexos también es similar, aunque en este caso con un sexo rápido y violento.


En el tercer pueblo, los Tchambuli, si existían claras diferencias entre hombres y mujeres, pero con los papeles cambiando sobre la cultura occidental, los hombres sensibles y artísticos, ellas autoritarias, dedicándose a la pesca y negocios. En el sexo la mujer es la que claramente domina y el hombre el que ocupa el papel secundario.




Su obra supuso un fuerte impacto en su tiempo, Mead deja una huella que perdura en la actualidad, aunque estos estudios han recibido críticas, considerado por algunos antropólogos como una investigación sesgada, como el hecho la convivencia de Mead y Fortune, su compañero antropólogo y marido en ese momento, con las Tchambuli, se realizará cuando la mitad de los hombres de la población habían emigrado por motivos laborales. Otros argumentos en contra de Mead se basaban en que estuvo casada tres veces, declarada bisexual tuvo amantes de ambos sexos y además practicaba el amor libre cuando era posible. Sin embargo, si bien es cierto que su propia educación y personalidad, era rebelde con la cultura hacia la mujer en la sociedad occidental en ese momento, Mead destaca en el uso de distintas técnicas, recogiendo infinidad de notas o, por ejemplo, el uso de la fotografía y grabaciones de forma ilustrativa.




Aún así, tambíen los estudios en contra de Mead han sido cuestionados, por tener un sesgo a favor de la sociedad occidental cristiana en sus detractores, porque aunque nuestra sociedad es bastante más compleja que las sociedades primitivas de Nueva Guinea, trata de demostrar como lo masculino y lo femenino se determina en nuestra educación y en nuestra cultura, que no existe una correspondencia entre sexo y género, que hace de Mead, a pesar de los críticos, sea una de las más importantes antropólogas de su tiempo.




Es interesante reflexionar sobre nuestra sociedad actual, sobre los comportamientos violentos, porque en gran parte es la educación recibida y no la biología, ser hombre o mujer, lo que determina la violencia contra las mujeres y los comportamientos agresivos. También sobre el primer párrafo, que hacía mención a la crisis, sobre los recortes, desde lo económico, enfocados a una sociedad que está sufriendo un importante recorte también, sí tal vez tan importante como en lo económico, en valores. Tal vez tengamos que comenzar a cambiar esa dirección, ese recorrido hacia atrás.




Bueno si hay alguien que haya sido capaz de llegar hasta el final de este artículo, que gran paciencia, los felicito, también les invito a una propuesta, a una reflexión sobre cómo entendemos nuestra sociedad actual, en este pueblo blanco gaditano, con sus orígenes, con los medios de comunicación actuales y cómo entendemos también el sexo y si después de esa reflexión pensamos si sigue siendo igual susignificado siendo hombre o siendo mujer.




Feliz Año Nuevo, Eduardo Navarro.

31 de diciembre de 2012
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