Los XVII Juegos del Estrecho, celebrado en Gibraltar, echaron el cierre
en un día grande para los 1.500 participantes, jóvenes deportistas de
edades comprendidas entre los nueve y once años, que dieron una lección
de convivencia e integración. La Línea recoge ahora el testigo y ya
piensa en la edición del próximo año.
Aunque el viernes se celebraron ya algunas actividades, el grueso de modalidades tuvo lugar en la intensa jornada de ayer. Por todos los rincones de Gibraltar se veían a niños disfrutando de su deporte favorito, desde el fútbol hasta el bádminton. Más de 20 disciplinas se desarrollaron en las instalaciones de la Roca, mucho más pobladas que en el primer día.
Si por algo ha destacado estos Juegos ha sido por su unión y el entendimiento, superando cualquier frontera. No sólo entre las ciudades de la comarca, Gibraltar y Ceuta sino porque no se hizo distinciones con los participantes de deportes adaptados, que convivieron con el resto.
Al mediodía, las carreras y los pelotazos dieron paso a un gran almuerzo de convivencia que sirvió para que los niños intercambiaran impresiones y repusieran fuerzas antes de volver a las actividades.
Muchos niños, una vez finalizado los encuentros, siguieron incansables jugando, como hicieron los jugadores de fútbol de Gibraltar y Los Barrios.
El ministro de Deportes de Gibraltar, Steven Linares, se mostró satisfecho por el desarrollo de los Juegos del Estrecho y, sobre todo, por el buen ambiente. "Ha sido un honor y un placer acoger este evento y a viejos amigos de la comarca. Lo más importante es que los niños se lo han pasado bien y sin prejuicios", aseguró.
La ceremonia de clausura, que terminó con un coctel, fue muy similar a la que sirvió para abrir estos Juegos del Estrecho de Gibraltar, que entregó el testigo al concejal de Deportes de La Línea, Ángel Villar.
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