La Dimisión De Gallardón por... Ignacio Trillo


Están de enhorabuena todas las mujeres, incluidas las `profetos´ aunque no sean conscientes, porque sus derechos son los que ganan con la salida de este lamentable ministro y sus luchas han obtenido los resultados anhelados. Igualmente, con la permanencia de la actual legislación sobre la interrupción del embarazo de la mujer, se salva un trozo que aún queda de la antaño, modernidad de España.
Son tiempos de cambio y de depuración política en que primeramente se anticipan las botellas y los garrafones yéndose como residuos por la barranquilla.


Lo intuía Ruiz Gallardón, temiendo que llegara el fin del verano porque daba paso a la entrada del otoño que es tiempo en que caen las hojas muertas.

Y se marcha este animal político a la reserva del PP, a su cuartel de invierno, dejando por ahora sin sucesor a Rajoy, que se deshace de él, y sin enemigo político número uno a Esperanza Aguirre, haciendo su primer acto político para volver un día, quizás contra Mariano, con la dimisión en este preciso y delicado momento, sin plasma y en rueda de prensa con preguntas.

Dejó el ayuntamiento de Madrid arruinado y se va del Ministerio de Justicia con el triste balance que ofrece el anteproyecto de su aborto y la ley de tasas judiciales que acabó con la gratuidad universal de este servicio público. Pero como Sarkozy, más quemado que la pipa de un indio, cree que volverá. Piensa que siempre habrá un Hollande que lo engrandezca.

Ignacio Trillo




Alberto Ruiz Gallardón se larga además con citas y acordándose de su difunto padre, pero olvidando juiciosamente la frase lapidaria que su progenitor en paz descanse le dedicó: “¿Yo, de derechas?…, entonces es que no conoces a mi hijo Albertito, ese sí que es de derechas”. Acertó porque lo conocía sobradamente por haberlo `coparido´. Por eso ha significado un timo integral e integrista. Entró de progre en el Gobierno de Rajoy y se va como representante de la derecha más reaccionaria y casposa.

En tanto, el vago y huidizo de Mariano Rajoy, como es su estilo, se fue de semana a China, de martes a sábado, cuando la efervescencia catalana está más en ebullición, dejando antes -con el anuncio de última hora que retiraba el anteproyecto abortivo- la puerta abierta de par en par para que Alberto Ruiz Gallardón en su ausencia pillara el boquete ministerial y así evitarse dar su cara `plasmosa´ por él.
Alberto ya no aportaba votos al PP. Todo lo contrario. Se lo dijo, días atrás, Pedro Arriola, “el gurú”, a Rajoy.

Quizás demasiado tarde. La fontanería de La Moncloa hace aguas por excesivas partes. Rajoy ha justificado la retirada del citado anteproyecto en que no había sido posible un consenso con la oposición. Frágil y falaz argumentación ¿Y la LOMCE? ¿Y la reforma laboral de Báñez? ¿Y el fin del Estatuto de neutralidad de RTVE?… ¿Gozaban acaso de consenso?

Y es que Rajoy también tira la toalla para las próximas elecciones cuando manifiesta que arroja a la basura el anteproyecto abortivo de Ruiz Gallardón antes de que en un futuro lo hiciera “en medio minuto otro Gobierno”. A veces acierta, aunque sea producto de su torpe `lapsus rajoyano´ al que nos tiene acostumbrado, como ese guiño en su vago ojo izquierdo cuando actúa a modo de tic de mentiras como polígrafo.

24 de septiembre de 2014
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