Todo un Privilegio ... por Andrés Beffa


Carta de despedida del presidente de la JMD de San Pablo , Andres Beffa.“No hay en el mundo más bello exceso que el de la gratitud”.
Jean de la Bruyère

Decía Joan Manuel Serrat, en su discurso de investidura como “Doctor Honoris Causa”, cuya lectura recomiendo, que: “un hombre que disfruta del privilegio de dedicarse a aquello que le gusta hacer, más que un mérito tiene una bendición”. Este es mi caso, salvando las distancias, como comprenderán.

Más de media existencia de dedicación pública, trabajando y dedicando mi tiempo, para intentar hacer más felices a los que me rodean, ha sido la aventura más reconfortante y extraordinaria que cualquier persona puede emprender y desarrollar en la vida.

Desde muy joven, llevado sin duda, por los acontecimientos y la situación política que vivía nuestro país, me interesé sobremanera en la idea de transformar y cambiar una sociedad, un pueblo, que cabalgaba de una dictadura de cuarenta años a una incipiente democracia. Consciente de la importancia de trabajar por ese cambio, hoy recuerdo con satisfacción, aquellas reuniones en la clandestinidad, donde, con miedo, pero con ilusión y esperanza, en unión de muchos otros, decidí involucrarme en eso que se le ha dado en llamar la cosa pública. Fueron años decisivos e intensos en la conformación de mi propio pensamiento político, que me hicieron comprender, que para hacer evolucionar la sociedad que me rodeaba, solo había un camino: participar directamente en la transformación de la Institución más cercana a los ciudadanos: el Ayuntamiento.

Con 25 años, llegué a formar parte de la segunda Corporación democrática de nuestro municipio, allá por el año 1983, en representación del Partido Socialista Obrero Español. Por cuestiones profesionales, al año siguiente, me vi obligado a dejar mi responsabilidad, hasta que en las posteriores elecciones municipales de 1987, solventadas las cuestiones personales, reanudé mi compromiso político municipal y volví a salir elegido concejal en nuestro Ayuntamiento.

En Julio de 1987, el Alcalde José Carracao, buen amigo y artífice del inicio del cambio de nuestro municipio, puso en mis manos, uno de los retos más importantes de mi vida: la ilusionante tarea de trabajar por San Pablo. De seguir transformando un pueblo al que el régimen anterior había olvidado por completo. Desde entonces, he venido disfrutando del mejor capital al que puede aspirar un responsable público: la confianza y el afecto de sus vecinos, y eso es algo que no se paga nada más que con trabajo, honestidad y lealtad, las premisas que han condicionado mi responsabilidad pública y que he intentado plasmar en todas las facetas de mi vida.

He sido un verdadero privilegiado, por representar un pueblo como San Pablo de Buceite, por tener el cariño y el afecto de tantos vecinos y lo que es para mí lo más importante, por haber tenido la oportunidad de crecer en valores, realizándome como persona, que es al fin y al cabo, a lo que cualquier ser humano con dignidad aspira.

Veintiocho años de trabajo ininterrumpidos por San Pablo, me han enseñando muchas cosas: La primera, y quizás la más importante de todas, que hay que amar lo que se hace. No concibo ningún trabajo, ninguna dedicación, y menos la política, sin una plena vocación de servicio a los demás. No entiendo la política como profesión. Es más, creo que mucho de los males que envilecen el comportamiento público de muchos políticos actuales es debido, sin duda, a la profesionalización de la política.

En segundo lugar, que los principios éticos y morales son fundamentales en el desarrollo de cualquier actividad humana. Coincido plenamente con Pablo Iglesias, el fundador de mi partido, cuando decía aquello de: “por mucho que valgan las ideas, no podrán prosperar si sus sostenedores y principalmente aquellos que ocupan las primeras filas, no son enteros, serios y morales”. Lo estamos viendo un día sí y otro no en todo el espectro político de nuestro país, donde la corrupción, desgraciadamente, empaña la labor meritoria de miles y miles de cargos públicos que, honestamente, están dedicando su tiempo y el de sus familias, a trabajar por el bien común.

He tenido la suerte inmensa todos estos años, de poder contar a mi lado con una familia que ha permitido dedicarme de lleno a mi pasión, trabajar por San Pablo. Me consta que han sido muchas las veces, las que han sufrido en silencio los avatares de la política municipal, pero sin embargo, han sabido guardar la compostura con dignidad y resignación. Gracias por estar ahí dándome ánimos y comprensión cuando más lo necesité.

Como no, mi reconocimiento y agradecimiento, a todas aquellas personas, compañeros y amigos que siempre han estado a mi lado dándome su confianza. Decía Séneca que “la confianza produce muchas veces la lealtad” y estoy totalmente de acuerdo. He tenido el privilegio también, de rodearme de personas leales y generosas que a mi juicio, han sido los verdaderos artífices del cambio de nuestro pueblo: Concejales, vocales, trabajadores de la Junta Municipal de Distrito, colaboradores, asociaciones vecinales, etc… a los que yo también he intentado serles leales, porque siempre he entendido la lealtad, como un principio ético de doble recorrido.

No quiero despedirme sin pedir excusas y disculpas, a todos aquellos vecinos, que mi acción y mi quehacer de tantos años, haya podido perjudicar o lastimar. En ningún momento fue mi interés lesionar los intereses o los sentimientos de nadie. Siempre me motivó el bien general.

Me jubilo de la política activa, como decía Machado: “ligero de equipaje”, pero con unas alforjas llenas de experiencia, de cariño y de amistad. A qué más se puede aspirar en este complejo, complicado y en muchos casos, desagradecido y olvidadizo mundo de la política municipal. Me voy, con el respaldo a una labor, que se ha vuelto a evidenciar en la última cita electoral y donde se ha producido ese recambio generacional tan necesario que va a posibilitar, que nuestro pueblo siga avanzando, ahora de la mano de María del Mar Vega, a la que deseo y auguro, junto a su nuevo equipo, el mejor de los futuros. Gente joven con ilusiones e inquietudes que de seguro no nos van a defraudar.

Me retiro de la política activa, pero para tranquilidad de muchos, sobre todo los más mayores, quiero trasladaros mi disposición a continuar atendiendo vuestras necesidades. Abandono una responsabilidad importante, pero mi compromiso de servicio con todos los sampableños perdurará en el tiempo. Siempre estaré ahí, porque el hecho de seguir sintiéndome útil para los demás, va a continuar marcando mi quehacer diario.



Un fuerte abrazo para todos

18 de junio de 2015
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