PINTURAS (13): "Las Meninas (Velázquez)" ... por Manuel Mata


“No hay cuadro alguno que nos haga olvidar éste”
Les cuento: Aquella mañana lluviosa a la infanta doña Margarita no se le antoja otra cosa que visitar el taller del maestro para ver cómo trabajaba. Lo primero que se le ocurre (una niña de cinco años) es pedir agua, por lo que María Sarmiento le ofrece calmar su sed con un búcaro. En ese momento sus padres entran en la estancia y todos, reverencialmente, saludamos a sus majestades mientras al fondo queda el aposentador real, José Nieto, vestido con capa pero sin espada ni sombrero, cuya misión es abrir las puertas de palacio a los reyes.




La pequeña infanta, que miraba como el bufón Nicolasillo juega con el mastín, se percata de la presencia de sus padres y mira de reojo hacia fuera del cuadro. A su lado las meninas María Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco, a la izquierda Velázquez con sus pinceles ante un enorme lienzo cuyo bastidor se puede ver, y a la derecha nosotros Nicolasillo Pertusato y yo, enanos, bufones y compañeros de juego de la infanta. Tras ella dos personajes de su pequeña corte: doña Marcela Ulloa y el guardadamas que ahora no recuerdo su nombre. Y reflejándose en el espejo las efigies de Felipe IV y su segunda esposa, Mariana de Austria.
El retrato de un momento, de un instante.

Y la pregunta que usted se estará haciendo querido lector de “Buceite” es: ¿qué estará pintando Velázquez?, ¿un retrato del rey y su esposa cuyas imágenes se ven en el espejo?. ¿una instantánea de la vida en palacio?. ¿A la infanta Margarita? ¡Ah! misterio insondable.

Los trazos del maestro no pueden ser más sueltos tratando cada uno de los detalles de vestidos y adornos a base de pinceladas empastadas que anticipan la pintura impresionista. Pero lo que verdaderamente impacta es la sensación atmosférica -la llamada perspectiva aérea- que otorga profundidad a la escena a través del aire que rodea a cada uno de los personajes y difumina sus contornos, especialmente las figuras del fondo. Una composición compleja y creíble, que transmite la impresión de vida y realidad a la vez que encierra una densa red de significados.

Haga click sobre el cuadro y disfrute. Está usted ante una de las verdaderas obras de arte de la pintura universal y su autor el más grande: Diego de Velázquez.

María Bárbola.

NOTA : Manuel Mata termina con Las Meninas esta serie de interesantes y originales artículos, donde ha puesto su mirada en trece grandes obras maestras de la pintura universal.
El autor se tomará algún tiempo, tras el cual esperemos volver a disfrutar con la lectura de sus brillantes artículos.

Puedes ver el resto de artículos de la SERIE PINTURAS AQUI

26 de febrero de 2016
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