Sociedad de la Comunicación ... por José Carracao


El ser humano se caracteriza por su capacidad para el lenguaje y su inclinación, casi su necesidad, a comunicarse con los que le rodean y con la sociedad en su conjunto.
Por tanto, la información y la comunicación no son meras mercancías, ambos conforman el derecho fundamental a la libertad de expresión, fundamental para la supervivencia de la democracia. La comunicación y la cultura son el espacio de la innovación y la fuente de los cambios sociales hacia una sociedad democrática profunda, el caldo de cultivo donde se pronuncian y se gestionan los disensos y el más poderoso mecanismo de transformación social.

 El surgimiento de los ordenadores portátiles, la telefonía móvil e internet han transformado nuestra sociedad, afectando también a los medios tradicionales como la prensa, la radio y la televisión al acelerar el flujo de la información.
 Somos testigos en los últimos tiempos de la aparición de diarios digitales sin coste para el usuario, de las versiones digitales libres o de pago de los periódicos en papel y sobre todo de la fenomenal novedad de los blogs, microblogging y las redes sociales en internet, como Faccebook o Twitter, que permiten una experiencia de comunicación y transmisión y recepción de información carentes de mediadores como han sido tradicionalmente la prensa y los medios audiovisuales de masas. Favoreciendo la aparición de nuevos “influenciadores”. Los periodistas han perdido peso social. Los medios de comunicación públicos pasan por momento muy delicado, que afecta a su credibilidad informativa y a su viabilidad económica.

 El regreso al gobierno del PP supuso un ataque al modelo de radio y televisión pública independiente y plural que introdujo la Ley 17/2006, de 5 de junio, de la radio y la televisión de titularidad estatal. La elección de la Presidencia y vocalías del Consejo de RTVE, ha gubernamentalizado de nuevo la Corporación, lo que ha redundado en la manipulación de los servicios informativos, con clara vulneración de los principios de independencia, pluralismo, neutralidad, imparcialidad y rigor. Y a esto se ha añadido la pérdida de calidad de la programación. La información debe ser un bien público, la comunicación un proceso participativo e interactivo, el conocimiento una construcción social compartida y las tecnologías de la información y la comunicación un soporte que empodere a la ciudadanía y potencie las relaciones sociales.
José Carracao

10 de febrero de 2016
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