Inmersa en el actual Parque de
los Alcornocales y a caballo entre la extensa Campiña de Jerez y la Serranía de
Ronda, se encuentra la aldea de La Sauceda, perteneciente al término municipal
de Cortes de la Frontera. Este emplazamiento, de notable singularidad
estratégica, paisajística y natural, fue escenario de uno de los episodios de
mayor resistencia republicana al golpe militar del 18 de julio. El poblado, que
contaba en época de la II República con dos escuelas, tres hornos, un molino y
hasta una ermita -el mayor vestigio que se conserva tras el
bombardeo-, estaba en pleno crecimiento en el año que comenzó la Guerra,
quedándose precisamente sin concluir, debido al conflicto, una carretera que
uniría la aldea con la localidad de Jimena de la Frontera. Aunque no se conoce
con exactitud cuántos vecinos vivían en La Sauceda, se estima que fueran en
torno a medio millar.
En las elecciones de febrero de
1936 que dieron al Frente Popular la victoria, el Ayuntamiento de Cortes de la
Frontera eligió a Miguel Pérez Pérez -de mote Polonio, natural de Alcalá
de los Gazules- como alcalde pedáneo de La Sauceda. La aldea, con fuerte
presencia socialista, se convirtió desde julio de 1936 hasta octubre del mismo
año en un foco de resistencia en el que además se refugiaron todos los que
pudieron escapar de la persecución de las tropas sublevadas. De esta forma, se
deduce que La Sauceda aumentó considerablemente su población y acogió -gracias
a su privilegiada situación geográfica- a represaliados de ciudades como Jerez
de la Frontera, Alcalá de los Gazules, Ubrique, Jimena de la Frontera y
poblaciones colindantes entre la Sierra de Grazalema, la Serranía de Ronda y el
Campo de Gibraltar.
“El 31 de octubre, fuerzas del
Batallón de Milicias de El Puerto de Santa María, destacadas en este pueblo,
acompañadas de los falangistas y voluntarios, emprenden una marcha hacia el
lugar conocido por Puerto Galis, consiguiendo tras larga lucha vencer la
resistencia de los elementos marxistas y establecer contacto con la columna que
llegaba de Jerez de la Frontera mandada por el Marqués de Casa Arizon. La
operación, como decimos, fue verdaderamente dura, pero se consiguió con la
ayuda también de la aviación, que tomó parte en ella, poner en fuga a los que
allí se habían hecho fuertes y aprisionar a muchos de ellos".
Eduardo Juliá Tellez en Historia
del Movimiento Liberador de España.
Una de las edificaciones de la aldea
reconstruida como cabaña para turismo rural. |
La ocupación de la aldea de La
Sauceda -tras tres meses de resistencia- no fue fácil. De esta manera, se
proyectaron cuatro columnas militares que protagonizaron entre el 27 de octubre
y el 2 de noviembre de 1936 la toma de La Sauceda y del vecino cortijo de El
Marrufo, emplazamiento que luego fue utilizado como centro de ejecución y que
se constituiría como una de las mayores fosas comunes de toda Andalucía. Uno de
los encomendados a "pacificar" este núcleo de resistencia aislado de
la Baja Andalucía fue el jefe de línea de la Guardia Civil de Ubrique, el
alférez y luego teniente José Robles Ales, en combinación con otros tres
destacamentos militares. Desde Jerez se dirigieron hacia este núcleo las
columnas del Marqués de Arizón -quien precisamente leyó el bando de guerra
sublevado en la ciudad-, al mando del Duque de Abrantes y con la unidad del
Requeté del Tercio de Nuestra Señora de la Merced. Por otra parte, las columnas
procedentes de Alcalá de los Gazules fueron capitaneadas por Antonio Fernández
Salas y las de Jimena de la Frontera, por el comandante Fermín Hidalgo.
A los destacamentos militares se
le sumó la actuación de la aviación nazi, en concreto de la Legión Cóndor,
formada poco antes por voluntarios de la Luftwaffe y que, meses más tarde, en
1937, protagonizaría uno de los episodios más famosos de la Guerra Civil
Española, el bombardeo de Guernica. De esta manera, podemos asegurar que en
nuestra vecina aldea de La Sauceda tuvo lugar uno de los primeros bombardeos
nazis, hecho que no sólo sorprende por su magnitud, sino por el desconocimiento
que a día de hoy se tiene ante él en la opinión pública.
"Después de vencer grandes
obstáculos esta misma columna se apoderan del cuartel marxista instalado en la
hacienda denominada El Marrufo, continuando el avance hasta adueñarse de la
aldea de La Sauceda de Cortes, destruyendo los reductos rojos y haciéndose
numerosos prisioneros que son llevados a distintas cárceles [...] Todavía
quedaron diseminados algunos elementos por distintos lugares de las cercanías,
pero con todos estos fueron acabando los falangistas, haciéndolos prisioneros,
libertando a las personas que tenían secuestradas y como ya decimos, haciendo
que por fin reinara la más absoluta tranquilidad”.
Eduardo Juliá Tellez en Historia
del Movimiento Liberador de España.
Cementerio de La Sauceda recientemente
construido en memoria de las víctimas. |
Algunos investigadores han
especulado con el hecho de que La Sauceda fuera un foco de resistencia -de
sublevados a la Corona y de moriscos- ya en el siglo XVI. Así lo escribe hasta
el mismo Miguel de Cervantes en su obra "Coloquios de Perros", donde
cita al licenciado Juan Sarmiento de Valladares -de sobrenombre El
Destructor de La Sauceda- y que se suma a otras referencias literarias como
la de Vicente Espinel (Vida del escudero Marcos de Obregón) o
singularmente históricas como la de un capitán juzgado como rebelde en época de
Felipe II. Seguramente, y nos permitimos la licencia de teorizar con ello, la ubicación
estratégica de La Sauceda -en un valle de la Penibética entre dos serranías de
vital importancia geográfica- haya sido precisamente el motivo de que este
lugar fuera en más de una ocasión un foco de resistencia.
De vuelta a la línea central de
nuestra exposición, la ocupación y bombardeo de este emplazamiento entre
octubre y noviembre de 1936 tuvo como resultado centenares de víctimas y
detenidos. Detenidos y represaliados que, en su mayoría, fueron llevados a cabo
al ya mencionado y colindante Cortijo del Marrufo -este perteneciente al
término municipal de Jerez de la Frontera-, donde se estima que pueden
encontrarse los restos de hasta 600 personas ejecutadas. En los últimos años,
entre El Marrufo y La Sauceda, han estado trabajando la Asociación de
Familiares de Represaliados por el Franquismo de La Sauceda y El Marrufo y el
Foro de la Memoria del Campo de Gibraltar, que han conseguido comenzar el
rescate de restos de ejecutados y la construcción de un cementerio que honra a
estas víctimas de la represión franquista. Un episodio reciente que hemos
querido trasladar a Crónicas con Solera no sólo por su trascendencia histórica,
sino por su cercanía, singularidad, olvido y dimensión social.
BIBLIOGRAFÍA
García Bravo, L.A. (2014): Un valle de belleza y
dolor. La tragedia de La Sauceda. Editorial Tréveris.
Perales Pizarro, J. C. (17/5/2004): El Marrufo,
Fosa Común. Artículo en el Diario de Jerez.
Moure, M. (13/12/2009): La fosa que
dejó la Guerra en Jerez. Artículo en el Diario de Jerez.
Juliá Téllez, E. (1944): Historia del
Movimiento Liberador de España en la Provincia de Cádiz. Cádiz.
V.V.A.A. (2007): Revista de Historia
de Jerez. Las cifras de la represión en Jerez de la Frontera tras el golpe de
estado militar de 1936: una aproximación. Asociación Jerez Recuerda. CEHJ.
(pp. 137-180).
Caro Cancela, Diego (Coord.) (1999): El Jerez Moderno y Contemporáneo. Cádiz: Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz.
Caro Cancela, Diego (Coord.) (1999): El Jerez Moderno y Contemporáneo. Cádiz: Servicio de Publicaciones de la Diputación de Cádiz.
Información extraída de lavozdelsur.es