En Busca del Dorado ... por Enrique Alonso


En 1538 Jiménez de Quesada partió hacia Venezuela en busca del cacique Guatavita, en esa búsqueda del país del oro, despertó la codicia de los españoles que provocó, que cientos de ellos les siguieran a tierras venezolanas en busca de esa quimera, esa obsesión de conquistar “El Dorado” ha llegado hasta el siglo XXI, que de nuevo, la codicia de algunos españoles han ido a esas lejanas tierras en busca del cacique Nicolás Maduro, pero esta vez no han ido en busca del oro, sino por votos.



Hace unos días vimos por esas tierras lejanas, al virrey Zapatero y ahora vemos en esas mismas tierras, el candidato del Condado de Barcelona el Albert Rivera, los dos con el mismo FIN y con los mismos MEDIOS.



El FIN, es que lo liberales capitalistas de España sigan con sus privilegios, los MEDIOS, la extorsión.

Desde que surgió PODEMOS, un partido no domesticado y surgido de las clases populares, nació una estrategia liberal para contrarrestar e impedir que los neoliberales perdieran sus privilegios.



Esta estrategia tenía dos caminos, uno político, que consistía en crear un partido liberal con un traje moderno, para evitar los votos trasversales de los descontentos de los viejos partido de la derecha (PP) y del centro PSOE fueran a parar a PODEMOS, dando así lugar a Ciudadanos (Cs). El otro camino, fue la extorsión.



Desde su nacimiento, PODEMOS ha recibido unas series de calumnias, con el fin de desprestigiar al partido, y todas estas, hasta cinco, han sido falsas denuncias archivadas por la justicia. La campaña activada desde el Ministerio del Interior que dirige Jorge Fernández Díaz. Comenzó tras las elecciones generales del 20 de diciembre, y tuvo su punto culminante con las declaraciones del director general de la Policía, Ignacio Cosidó, en las que aseguraba que “PODEMOS es una amenaza para la democracia” La última, la acusación a Pablo Iglesias por un cobro ilegal de más de 200.000 dólares, por parte de la famosa Venezuela. Ya veremos que dice la Justicia de esto y de la querella puesta por Pablo Iglesias contra Eduardo Inda y sus medios de comunicación.

El colmo de los colmos, es escuchar la exigencia de un parlamento extranjero, para que vaya P. Iglesia a dar explicaciones a Venezuela ¿a eso fue Albert Rivera a Venezuela? Cualquier español nos tiene que dar vergüenza de la actitud ruin de un compatriota, que tenga que ir a Venezuela para pedir, lo que no se atreve decir en nuestro Parlamento o en sedes judiciales.



El malestar dentro del Cuerpo Nacional de Policía es evidente. El Observatorio Contra la Corrupción, dirigido por José Manuel Sánchez, ha hecho pública una carta dirigida a Ignacio Cosidó, en la que le manifiesta que “no se puede hacer política desde la Policía contra un partido político legal, PODEMOS, que obtuvo más de 5 millones de votos de ciudadanos españoles”. Según J. M Sánchez, “realizar ese tipo de declaraciones, si no existe un auto o sentencia judicial que establezca la relación del partido político en cuestión con el terrorismo, atenta contra el principio fundamental de independencia de la Policía, esencial en una democracia”.

Esta extorsión neoliberal, a quienes les pueden quitar sus privilegios, no es nueva en España, ya lo hicieron en la Transición.

El Carlismo, entonces liderado por Carlos Hugo, impulsó una evolución progresista hasta el punto de que el Partido Carlista resultó ser uno de los fundadores de la Junta Democrática junto al Partido Comunista. Lograba concentrar a decenas de miles de personas, que manifestaban posiciones claramente antifranquistas y, por lo tanto, se habían convertido en un verdadero quebradero de cabeza para las aspiraciones de los liberales y de Juan Carlos a ocupar el trono de España. Acusando a su monarquía de centralista y de representar al capitalismo liberal, mientras que los carlistas defendían una monarquía federal como vínculo de unión entre unas regiones o antiguos reinos prácticamente independientes, regidos por fueros propios y sin una constitución central.

Ante esto, el Gobierno franquista formados en esa época por liberales como Sr. Fraga, preparó una estrategia para debilitar la línea oficial del Carlismo, lo mismo que hoy en día se está haciendo con PODEMOS. En aquella época, se fortaleció aquellos grupos disidentes dentro del Carlismo que aceptaban colaborar con el régimen y a reconocer a la dinastía liberal y la consolidación de Juan Carlos en el trono de España y así alejarlos del Carlismo. Algo muy parecido al papel asignado a Cs (Ciudadanos) hoy en día con este partido se pretende que aquellos votantes trasversales, con ideología centro-derecha que por descontento al PSOE y al PP por sus corrupciones, pensaban votar a PODEMOS, ahora les dicen que tienen un nuevo partido más afín ideológico, como es Cs. De esta forma se quita poder a PODEMOS.

Por otro lado, provocando en Estella (Navarra) un enfrentamiento violento, entre los carlistas y un grupo de extrema derecha Europea, con dos muertos y algunos heridos, partidarios del Carlismo. Con la pasividad de la policía y Guardia Civil, esto ocurría siendo Sr. Fraga como ministro de Interior, que hizo bien poco para evitarlo, con lo que el Carlismo, quedó herido de muerte al ser presentado como un grupo violento lleno de divisiones internas. Esto es lo pretende hacer también con PODEMOS, sustituyendo a Estella por Venezuela, y presentarlo como un partido comunista y corrupto.

El Partido Carlista no fue legalizado, por lo que no pudo presentarse a las elecciones, pese a ser una de las pocas organizaciones que en 1977, cuando se anunciaron las elecciones fueron capaces de presentar de forma inmediata candidaturas completas en casi todas las circunscripciones electorales. Sus posibles votantes se repartieron entre otros partidos, como el PCE o el PSOE, que sí habían sido autorizados a participar en las primeras elecciones democráticas de la Transición. Así, el neoliberalismo domestico al PSOE y al PCE y anuló al quien no pudo domesticar como fue el Carlismo, de esa forma el liberalismo fue el gran triunfador de la transición.

Ahora quiere triunfar en esta segunda transición, como lo hizo en la primera. Por un lado intentando que los votos de PODEMOS se dispersen, y por otro lado presentarlo como un partido violento y corrupto. Pero lo que no cuentan es que las bases de PODEMOS no son las del partido Carlista y su reacción no será la misma. Mientras que el carlismo se disolvió y se deshizo entre los votantes del PSOE y PCE. PODEMOS ha aglutinado sus fuerzas con IU y otros partidos de izquierdas.

Estos dos contubernios, guardando las distancias en el tiempo como en el ideológico, han tenido los mismos ataques, como si en los dos, tuvieran el mismo instigador palaciego. Aunque el resultado en PODEMOS, será distinto al Carlismo, porque los ciudadanos sabemos diferenciar lo que es real, de lo que es una intriga palaciega contra PODEMOS.

Enrique Alonso

26 de mayo de 2016
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