La red de narcotraficantes que operaba desde viviendas de la urbanización barreña de Guadacorte ribereñas con el río Guadarranque no sólo se encargaba de traer hachís desde Marruecos a toda velocidad a bordo de las lanchas planeadoras. También permitía que otras mafias del tráfico de drogas instaladas en el Campo de Gibraltar lo hicieran a cambio de alquilar, por cuantías de 10.000 a 20.000 euros por viaje, su infraestructura. Un fenómeno que la Policía Nacional definió ayer como taxilanchas y que se suma al concepto del narcoembarcadero acuñado para referirse a la trasera de los chalés con acceso ilegal directo al cauce.
El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, no ocultó ayer su satisfacción por la operación Cástama que se saldó el pasado miércoles 21 con la desarticulación de una de las más importantes infraestructuras delictiva y logística dedicada al tráfico de drogas. Es más, sostuvo que el interés de las fuerzas de seguridad del Estado pasa por "limpiar de narcotraficantes las costas de Cádiz". Es difícil -reconoció ayer durante su visita a la campa de San Roque donde se custodian los bienes intervenidos- pero operaciones como esta suponen un ejemplo para una zona "sensible". Cosidó estuvo acompañado por la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo y por el delegado especial de la Agencia Tributaria en Andalucía, Ceuta y Melilla, Alberto García.
Las grandes cifras del operativo, en el que intervinieron un centenar de agentes de la Policía Nacional (Udyco) y la Agencia Tributaria, son conocidas desde mediados de la semana pasada: 19 detenidos y seis imputados, 29 lanchas intervenidas y 50 motores fueraborda junto con 2,85 toneladas de hachís. Sólo las lanchas y motores superan los 5 millones de euros de valoración.
Las autoridades reconocieron que si bien la cantidad de droga localizada en el momento de ejecutar la operación no ha sido elevada, sí se ha logrado desmontar prácticamente toda la infraestructura de la que se servían varias organizaciones y llegar, escalón a escalón, a desmembrar una de las tramas mejor asentadas en la zona. El director general de la Udyco, Eloy Quirós, auguró que el operativo se va a dejar notar. "Se ha dañado la infraestructura y los medios. Es un golpe a una actividad que tenía demanda social de respuesta en el Campo de Gibraltar. Había sensación de impunidad. El número de detenidos demuestra lo contrario", agregó Cosidó.
Junto con las lanchas y la droga, también han sido embargadas 22 fincas (tres chalés y naves industriales donde se almacenaban las planeadoras) por un valor catastral superior al millón de euros y se han bloqueado 137 cuentas bancarias para evitar la recomposición financiera del colectivo. Seis todoterrenos, cinco quads, una moto de agua y varios remolques también estaban a disposición de los narcos.
El responsable de la Udyco matizó que la operación sigue abierta porque aún se buscan ramificaciones en el entramado delictivo mientras que el director regional de la Agencia Tributaria destacó la importancia de actuar a todos los niveles. "Vamos más allá abarcando la incautación de alijos, la desarticulación de las redes y el posterior blanqueo de capitales", subrayó Alberto García. De hecho, la mayoría de los imputados acumulan gran patrimonio generado con la droga.
A los detenidos e imputados se les acusa de delitos de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública y de blanqueo de capitales. Y entre ellos están los cabecillas, transportistas y pilotos.
MODUS OPERANDI
La flota de planeadoras -tasadas cada una de ellas en más de 100.000 euros- se custodiaba repartida en naves industriales de Algeciras, Los Barrios, San Roque y La Línea. Desde estos emplazamientos eran llevadas en camiones hasta las tres viviendas de la avenida de Las Golondrinas de Guadacorte. Los chalés tenían rampas con acceso al río dotadas de portones automáticos como los de los garajes que daban acceso directo a la lámina de agua. De esta manera botaban las lanchas en pocos minutos para echarse a la mar. La droga recogida en Marruecos era alijada en otros puntos de la costa, por lo que las narcolanchas volvían generalmente vacías. Una vez en las viviendas, eran izadas y llevadas de nuevo a las naves hasta el siguiente uso.
El responsable de la Udyco reseñó que ésa fue una de las complicaciones del operativo que se puso en marcha en septiembre de 2013. Y es que la red tenía incluso personas encargadas de vigilar la ruta de los camiones.
Cada lancha tenía un mínimo de dos motores de 250 caballos de potencia que permitía alcanzar hasta 60 nudos de velocidad, el equivalente a 110 kilómetros por hora en carretera. Una sola cifra da ejemplo de las necesidades de la red: una lancha con tres motores en línea (750 caballos en total) consume en carburante el equivalente a 600 euros cada hora. Las planeadoras (gomas en el argot de la zona) yacían ayer en el depósito judicial con restos como botellas de yogur líquido y zumos de marca blanca usados por los narcos para avituallarse durante las operaciones junto con paquetes vacíos de tabaco (de contrabando).
