Los investigadores encuentran un cuchillo de grandes dimensiones junto al cuerpo sin vida de Pilar Manzano en el segundo piso del número 33 de la calle Columela.
La soledad puede ocasionar que nadie se llegue a cuestionar dónde se encuentra una persona cinco años después de anunciar a sus más allegados que se marchaba a otra ciudad. Un aislamiento social que puede encaminarte a la autodestrucción personal sin que se dé la voz de alarma. Pero un golpe de casualidad puede sacar a la luz que esa persona, de la que no se sabía nada desde hace un lustro, había fallecido en su propio hogar sin que nadie se enterase ni la echase en falta.
Un obrero que realizaba ayer trabajos verticales de rehabilitación en el número 33 de la calle Columela halló el cuerpo sin vida de Pilar Manzano Gómez, de 54 años, en el segundo piso de esta finca. Los restos esqueléticos de esta mujer estaban postrados en la cama de una de las habitaciones del hogar que se podía ver desde uno de los balcones de la casa, que se encontraba abierto.
La desaparición de Pilar no había sido denunciada ante la Policía Nacional. Este aspecto, que puede resultar sorprendente, no lo es tanto por la escasez de vecinos en una finca que es propiedad, en su gran parte, de familiares de la fallecida. El inmueble consta de tres pisos y un local comercial ocupado por una conocida marca de ropa. De las tres viviendas, solo estaba ocupada la del primer piso, ubicándose en ella el Colegio Oficial de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Cádiz, dueña de esta estancia. Por su parte, la tercera planta se encuentra vacía desde enero de 2011, cuando se produjo un incendio que provocó la muerte de Antonio Alonso Gómez, primo de Pilar.
El descubrimiento tuvo lugar a primera hora de la mañana. Un Grupo de Atención al Ciudadano de la Policía Nacional fue el primero en llegar al lugar de los hechos.
Un equipo del cuerpo de Bomberos tuvo que derribar la puerta para poder acceder a la vivienda. Una vez en el interior, la escena mostraba el abandono y el deterioro del hogar tras todo el tiempo que nadie había podido entrar en ella.
En el hogar se personaron la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) -que se hizo cargo de las pesquisas-, la Policía Científica y la comisión judicial. Poco después de las 14 horas, trabajadores de los servicios funerarios retiraron los restos de la fallecida, a los que hoy se les realizará la autopsia para decretar las circunstancias de la muerte y cuándo sucedió.
Fuentes cercanas a la investigación destacaron que se encontró junto al cadáver un cuchillo de grandes dimensiones, que será estudiado para ver si tuvo alguna incidencia en esta muerte. Además, estas mismas pesquisas determinaron que el deceso se pudo producir entre finales de 2010 y principios de 2011. A esta conclusión se llegó al encontrarse entre las pertenencias de la mujer un ejemplar de Diario de Cádiz con fecha de octubre de 2010 y al constatarse que los suministros de electricidad y agua fueron cortados en enero de 2011.
A pesar de estas averiguaciones, los resultados de la autopsia dirán con certeza el tiempo que llevaba fallecida esta persona. El cuerpo solo contaba con el esqueleto y los restos de la piel, un estado al que se llega una vez pasados tres años de la defunción. Por ello, el médico forense podrá determinar la fecha exacta del deceso a partir del examen de la piel.
Sobre la exploración de la casa, las mismas fuentes explicaron que el estado del hogar era parecido al de una persona que sufre el síndrome de Diógenes. De hecho, la sensación de abandono se atisbaba por la gran cantidad de excrementos de paloma encontrados en las diferentes estancias. Sin embargo, lo que sucedía en el interior no se hacía presagiar desde la calle. Esto se debe a que, al estar abierto uno de los balcones, la vivienda había estado ventilada durante los años que han pasado desde su fallecimiento, por lo que el olor no era apreciable desde el exterior.
Asimismo, en el hogar aparecieron gran cantidad de copias piratas de cd's. Esto se debe a que Pilar tuvo que alquilar habitaciones de su vivienda a vendedores del top manta por los problemas económicos que estaba sufriendo.
El suceso alteró en la mañana de ayer la vida de una de las principales arterias comerciales de la ciudad. Los curiosos se acercaban al lugar asombrados por la presencia de la Policía Nacional y los servicios funerarios. Entre ellos, varias personas se sorprendían al citarse el nombre de Pilar Manzano, que era conocida en el entorno.
El perfil que se dibujaba era el de una persona que sufría problemas mentales. Enfermera de profesión, había estudiado en Salus Infirmorum. Fuentes policiales aseguraron que, al parecer, había sido jubilada a cuenta de la enfermedad que sufría. A esto, se unía una adicción con el alcohol, lo que pudo haber agravado aún más su situación, tal y como destacaron vecinos de los alrededores de la finca de Columela como un motivo que les hizo temer por este triste fin que se certificó en la mañana de ayer.
Su abuelo, de origen cántabro, regentaba la mantequería Casa Manganeli, que se encontraba en el bajo de este edificio. Personas que la conocían destacaron que tenía una buena posición social, siendo su padre capitán marino mercante.
Pilar estuvo viviendo en el segundo piso de la calle Columela, 33 con su madre hasta que esta falleció y se quedó sola en este hogar. Las mismas personas de su entorno señalaron que no existía una relación demasiado cordial con el resto de familiares, lo que puede explicar el motivo por el que la desaparición no fue denunciada en ningún momento.
A esto se suma que hace unos cinco años le dijera a personas cercanas que se iba a marchar a Madrid y que no pensaba volver a Cádiz. De hecho, también explicaron que se la relacionaba con una persona que pedía en la calle Columela y tocaba la flauta.
Desde que anunció su marcha de la ciudad, no habían podido localizarla, como se constata con los diferentes requerimientos que Pilar había recibido en su hogar y que supuso, entre otros asuntos, el corte de los suministros de la luz y agua.
Asimismo, el Ayuntamiento de Cádiz se vio obligado a realizar diferentes notificaciones a través del Boletín Oficial de la Provincia de Cádiz al no ser encontrada en su hogar. Así, a fecha de 29 de julio de 2014 se le indicaba el inicio del expediente para la realización de la Inspección Técnica de Edificios (ITE). Posteriormente, el 11 de febrero de 2015 se le trasladaba a partir de esta misma vía un requerimiento para hacer este trámite obligatorio para las fincas. Por último, el pasado 13 de mayo se le señalaba el traslado de la providencia para empezar el expediente de orden de ejecución de obras de seguridad derivadas de la ITE en esta finca.
El edificio se encuentra en la actualidad en pleno proceso de obras de rehabilitación que afectan a la escalera, la azotea y los balcones. Un hecho que, a partir de la curiosidad de uno de los obreros de la empresa contratada por la comunidad, ha permitido que se encontrara el cuerpo sin vida de Pilar.
A pesar de los problemas que sufría, una allegada que vive en las cercanías de su hogar apuntó que participaba en la Fraternidad Local de la Orden Franciscana Seglar de Cádiz, por lo que era una persona que tenía unas profundas convicciones religiosas.
Con todo, la autopsia del cadáver de Pilar Manzano debe aclarar hoy buena parte de las incógnitas que giran en torno a este extraño suceso. Una desaparición que nadie llegó a reclamar en su momento, pero que ahora llama la atención de las personas que conocían su existencia, a pesar de marcharse sola.