Muchos
fallidos actos judiciales lleva a sus espaldas el Alcalde de Los Barrios.
Cabría preguntarse ¿quiénes son las
personas que asesoran al Sr Alcalde? y lo que cobran. Sobre todo en los casos
en que en tribunales se pierden, uno tras otros, los litigios. Y ¡oiga!, eso
cuesta dineros.
Suponemos
que hay buena fe en defenderse de las demandas que atosigan al Ayuntamiento de
una localidad repleta de buenas gentes. Si en el talante de estas vecinas y vecinos
sólo encontramos franqueza, honestidad, gentileza, amabilidad ¿Cómo puede su
máximo representante evitar conducirse por esas virtudes? Porque la mayoría de
estos desastres judiciales han sido provocados por acción u omisión por el
Primer Edil barreño. Ya que a pesar de los malos consejos, de las nefastas
orientaciones, de los ardides de leguleyos -experimentados en sacar dineros a
su clientela-, es claro que al final quien decide tirar “pa lante” es el Sr Alcalde. Y ello, porque
quizás, no agota el margen de diálogo necesario, no aplica suficiente inteligencia
en encontrar consensos o en concluir
acuerdos, que en modo alguno perjudiquen a su pueblo.
Pero he ahí
que, como eso de los tribunales, a él -ni a quienes le animan a internarse en
ellos-, les cuesta el dinero, pues “¡pa lante!”. Y a fuerza de echar pulsos, a
diestro y siniestro -pulsos gratis para quien los echan-, al pueblo de Los
Barrios les llueven los gastos y despilfarros de los dineros públicos que son de
todas y todos.
“Por el buen
camino”, decía un slogan, y ya se ve como el camino se tuerce y se angosta,
llenándose de arañazos, quien por este pretende transitar. Y al final, ¡que
caro fue el camino andado!, cuántas medicinas, cuántos cuidados costosos,
simplemente para tener los servicios comunes cubiertos. Qué sencillo sería
representar al pueblo, cuando se atendiese lo que le importa a la ciudadanía que es el buen estado de su calle o su
barriada. Y que costosa y difícil es la tarea del Alcalde que debe estar para
aquí, para allá, haciendo política de salón, presentando actos, reuniéndose con
tirios y troyanos, en actos miles, que nada resuelven y si complican.
Si aceptara
que comete errores, ¡pues nada hombre, que de errar es humano!; reconoce que no
está hecho para esto, que no sirve, lo
deja y se vuelve a su trabajo, ¡sí el que se tenía antes!; y a vivir
agradablemente la vida hogareña con familiares y amigos. Pero parece que
pretenden seguir en el error y entonces
se lanza nuevamente al vacio. Y para mantener el tipo cuenta aquello que se le
ocurre, sin aportar ni un solo documento. Que el despido ilegal de más de un
centenar de trabajadoras y trabajadores le ha aportado al pueblo de Los Barrios
30 millones de euros. ¿Quién se lo cree? ¿Cuánto debe pagar ahora ese pueblo
por los salarios de tramitación años y a cientos de personas? ¿Cuánto han
costado las privatizaciones de servicios públicos?, ¿quien ha obtenido ventajas
con ello? Lo último sobre el acuerdo extrajudicial para pagar 4,6 millones de
euros a una sociedad privada y resulta que el juzgado lo declara nulo… ¿Quién
paga costas judiciales?
Al comienzo
de un mandato se partía con un plus de confianza, pero pasados los años, y
visto lo visto, no es posible mantenerlo, ya que no es posible fiarse de tanto
dislate. La alcaldía debería ser una de las tareas más grises de la vida
social. Farolas, asfaltos, aceras, seguridad, basuras… exclusivamente
ejerciendo sus competencias. Pero desde las alcaldías se pretende ir más allá.
Se quiere hacer “política”, carrera política, y que lo pague el pueblo. No es
de extrañar las inmensas deudas a las que estos “políticos” han llevado a los
ayuntamientos.
¡Pero no pasa nada! porque el Alcalde de Los Barrios en una persona “echá pa lante”, con el dinero de todas sus vecinas y vecinos.
¡Pero no pasa nada! porque el Alcalde de Los Barrios en una persona “echá pa lante”, con el dinero de todas sus vecinas y vecinos.
Artículo de Rafael Fenoy Rico